Por alguna razón que jamás he llegado a entender, cuando se menciona la palabra libros lo primero que viene a la mente de la mayoría de la gente es la literatura de ficción; pero lo cierto es que, desde la enseñanza básica, nuestros primeros contactos con las letras impresas se producen con la no ficción: libros de texto, diccionarios y temas de historia, filosofía, artes, ciencias sociales o ciencias naturales como la física, la química y la biología.
Por eso, más que novelas o libros de cuentos, a los entusiastas de disciplinas científicas como la física teórica, la astronomía o la antropología les recomendaré algunos libros de divulgación científica que resultan aptos para lectores y lectoras de cualquier edad y nivel de conocimientos. Advierto que algunos de estos títulos aún no han sido traducidos al español.
Empecemos con tres libros clásicos. El primero es El mono desnudo, un libro publicado en 1967 por el zoólogo y etólogo inglés Desmond Morris, quien, con un lenguaje sencillo, divertido y sin rodeos, analiza al “animal humano” —es decir, al Homo sapiens— desde la perspectiva de la zoología, explicando nuestras conductas e inusuales comportamientos como quien analiza a hormigas, abejas… o a simios desprovistos de su pelo.
Le sigue el que, para muchos, fue el primer libro científico escrito con el ánimo de la divulgación para los no entendidos: Cosmos de Carl Sagan, publicado en 1980 como complemento a la exitosa serie de televisión homónima; en él, el científico de Brooklyn explica los orígenes del universo y las fascinantes historias de las personas que lo estudiaron; sobra decir que leerlo es una delicia. En tercer lugar, debemos mencionar Breve historia del tiempo de Stephen Hawking, en el que el astrofísico británico —famoso por haber quedado postrado en una silla de ruedas debido a la esclerosis lateral amiotrófica— diserta sobre temas como el Big Bang, los agujeros negros y la teoría de las supercuerdas.
Siguiendo con la línea marcada por el clásico Cosmos, por ahí está también el “sucesor” de Sagan, Neil DeGrasse Tyson, quien además de conducir la nueva versión de la serie —Cosmos: A Spacetime Odyssey— también es un consumado autor de libros de divulgación, entre los que destaca Astrofísica para gente con prisa, donde en doce breves lecciones sintetiza los principales conceptos y descubrimientos que impulsan nuestra comprensión moderna del universo.
Vayamos ahora con las mujeres científicas, empezando con la apasionada física y astrónoma mexicana Julieta Fierro, quien en Extraterrestres vistos por la ciencia teoriza —en un tono propio de la literatura infantil y juvenil— sobre la posible existencia de vida fuera de la Tierra. Los otros dos títulos, por desdicha, aún no cuentan con una traducción al español: The End of Everything, —El final de todo— de Katie Mack, y Black Hole Survival Guide —Guía de supervivencia en un agujero negro— de Janna Levin, ambas estadounidenses y doctoras en astrofísica y física teórica, respectivamente.
El libro de Mack es un viaje que en verdad te “vuela la cabeza” al explorar, desde el punto de vista de la astrofísica, posibles escenarios del fin del universo tales como el Big Crunch, en el que todo volvería al estado original previo al Big Bang. Levin, por su parte, ha aparecido en documentales como Agujeros negros: la frontera del conocimiento humano y Un viaje al infinito, ambos disponibles en Netflix; su libro, como es de imaginarse, explica a profundidad un encuentro teórico con un agujero negro y sus posibles consecuencias en la dimensión humana, pero en un lenguaje ameno y comprensible para cualquiera.
Para finalizar esta breve lista de recomendaciones —quedaron fuera autores de la talla de Michiu Kaku y Richard Dawkins, entre otros—, hablaremos de dos autores jóvenes que escriben en nuestro idioma. El primero es español, ingeniero, doctor en física de partículas y la antítesis del estereotipo del científico, pues es atlético, bien parecido, afable y dinámico: es Javier Santaolalla y, en su libro El bosón de Higgs no te va a hacer la cama, explica a los jóvenes de qué va eso de “la partícula de Dios” sin la solemnidad y el rigor que caracteriza estos temas.
La última recomendación es obra de un científico mexicano que es doctor en Oceanografía Costera y profesor en la Universidad de Guadalajara: se trata de Luis Javier Plata Rosas y de su libro La física del coyote y del correcaminos, en el que usa sus conocimientos de la cultura pop y de los dibujos animados del siglo XX para explicar —con ejemplos que viven y sufren personajes como Scooby-Doo, el Coyote u Homero Simpson— conceptos complejos de física.
Mucha gente piensa que las ciencias exactas y las ciencias naturales son tediosas, difíciles de entender, aburridas y sólo para nerds o ñoños. Si ese es tu caso, ojalá que la lectura de alguna de estas recomendaciones logre cambiar tu opinión y te permita descubrir lo asombrosa, encantadora y fascinante que puede resultar la ciencia siempre que se explique con sencillez y se cuente con amabilidad… y una pizca de sentido del humor.