En semanas recientes, la publicación de un reporte especial de la Fuerza Aérea Estadounidense sobre los UAP —siglas en inglés de Unidentified Anomalous Phenomena: fenómenos aéreos anómalos no identificados, antes conocidos como UFO u ovnis— capturó la atención de millones de personas y echo a andar muchísimas teorías conspirativas, las cuales alcanzaron el paroxismo cuando un pseudoinvestigador mexicano tuvo el descaro de presentar ante la Cámara de Diputados el supuesto cadáver momificado de un extraterrestre.
Pero, a pesar de todo el furor y el morbo que causa la simple posibilidad de la existencia de vida inteligente fuera de la Tierra, los científicos creen que es muy estrecho el margen para que una civilización alienígena pueda cruzar miles de años luz con la sola intención de visitarnos. Así las cosas, ¿qué otro origen podrían tener los innumerables avistamientos de ovnis y UAP? Aquí las hipótesis más mencionadas que buscan explicar el fenómeno.
Hipótesis extraterrestre
Esta es, por mucho, la más popular de las hipótesis. Su principio es simple, pues postula que la mejor explicación para los UAP es que son naves espaciales físicas ocupadas por una inteligencia extraterrestre o por alienígenas no humanos, o que se trata de sondas extraterrestres no ocupadas que visitan la Tierra, y provienen de otras galaxias y otros planetas.
Quienes creen en esta hipótesis a menudo la asocian con avistamientos lejanos o cercanos, supuestos encuentros y algún tipo de telepatía o conexión mental con alienígenas e, incluso, con abducciones en las que la persona es raptada y llevada a bordo de una nave espacial. Con frecuencia, también, esta hipótesis da por válida la idea de que los encuentros que han tenido pilotos militares de todo el mundo han sido con naves extraterrestres y que algunos gobiernos saben más de lo que reconocen al respecto.
Hipótesis criptoterrestre
Esta hipótesis, que suena a relato fantástico o a película de Guillermo del Toro, fue desarrollada por el escritor estadounidense Mac Tonnies y popularizada después de su muerte, en octubre de 2009. Según el también bloguero y sus seguidores, detrás de los fenómenos anómalos aéreos no identificados no se encuentra una inteligencia alienígena, sino una o varias especies que provienen de nuestro mismo planeta y que, en término biológicos, serían una suerte de críptidos o animales que los criptozoólogos creen que pueden existir en algún lugar de la Tierra, pero cuya existencia es disputada o no está fundamentada por la ciencia.
Esta hipótesis afirma también que dichas especies han existido en nuestro planeta durante mucho tiempo o incluso más que la humanidad, y que a lo largo de la historia se han hecho pasar por extraterrestres o por entes sobrenaturales. ¿Serán acaso los ángeles, los anunakis o los reptilianos de los que habla tanta gente?
Hipótesis interdimensional
Esta teoría, que a grandes rasgos afirma que los avistamientos y contactos son en realidad experiencias en las que percibimos momentáneamente una dimensión paralela a la nuestra, parte de la idea de distintos “planos” que conviven con nuestro plano material, la cual deriva tanto de doctrinas espiritistas de finales del siglo XIX como de ciertos postulados científicos de la astrofísica, la física cuántica, el estudio de los agujeros negros y de las supercuerdas.[1]
Esta hipótesis —una de las más interesantes— ha tenido varios postulantes a lo largo de la historia: en 1947, el ocultista Meade Layne afirmó que los ovnis no eran materiales sino “etéreos” y conducidos por humanos de otra dimensión, lo que les permite aparecer y desaparecer al instante; John Keel especuló que detrás del fenómeno se encuentra una raza de “ultraterrestres”, los cuales serían no materiales y no humanos, pero podrían manifestarse en la forma que quisieran, cosa que han hecho a lo largo de la historia —dragones, monstruos, fantasmas, apariciones y, claro, alienígenas— para disimular su presencia.
Por su parte, el ufólogo J. Allen Hynek y su discípulo, el francés Jacques Vallée —quien, por cierto, fue la inspiración para el personaje de Lacombe en Encuentros cercanos del tercer tipo (1977)— consideran que los encuentros ovnis derivan de una experiencia en la que se entrelazan dos universos paralelos. En cambio, otra rama de estudiosos se decanta por estudiar la zona gris entre los ovnis y los fenómenos psíquicos, en la que extraterrestres, fantasmas, ángeles y demonios tendrían una explicación común en entidades interdimensionales.
Hipótesis de viaje en el tiempo
La idea es simple: los pilotos de los ovnis —o, al menos, las mentes maestras detrás de ellos— no son extraterrestres sino humanos; es decir, nosotros mismos, el género humano, que dentro de algunos siglos aprenderemos a viajar al pasado y, por lo tanto, a salir a nuestro propio encuentro en naves que hoy nos parecen extrañas y con comportamientos inexplicables. En su libro Identified Flying Objects: A Multidisciplinary Scientific Approach to the UFO Phenomenon, el profesor de antropología biológica de la Universidad Tecnológica de Montana en Butte, Michael Masters, explica esta idea.
Según Masters, los recuentos de encuentros cercanos con extraterrestres suelen describirlos como seres humanoides, bípedos, sin pelo, con cerebros grandes, narices y bocas pequeñas, capaces de comunicarse mentalmente con nosotros y con tecnología más avanzada que la nuestra, pero claramente basada en ella; todo esto se explicaría como los cambios evolutivos que experimentaría el Homo sapiens en el futuro y con la posibilidad de “viajes en el tiempo turísticos”, en los que —así como hoy los multimillonarios costean viajes al Titanic, al Everest o de safari en el Serengueti— un humano del siglo XXIII podría pagar una cantidad para regresar a los siglos XX o XXI e, incluso, capturar a un humano para luego soltarlo. Conociendo al género humano, suena tan real que es escalofriante.
Hipótesis atmosférica
A pesar de todos los avances científicos actuales, es un error pensar que se tiene una explicación sólida y comprobada para todos los fenómenos de la naturaleza. De igual forma, la percepción de éstos depende en gran medida del grado de comprensión y de los límites del conocimiento de quien los percibe: por ejemplo, un fenómeno atmosférico que hoy explicamos con la refracción de la luz para un hombre de Nuremberg en 1561 debió sin duda parecer una batalla celestial, del mismo modo que una persona del siglo XX sin conocimientos científicos podría adjudicarlo a los ovnis y afirmar: “lo vi con mis propios ojos”.
Toda esta reflexión apuntala la teoría de un físico ucraniano de apellido Mukharev, el cual es referenciado en el Sistema de Información de Astrofísica (ADS) de la Universidad de Harvard como autor de una hipótesis sobre el origen atmosférico de los ovnis. Según dicha cita, los ovnis tendrían un carácter electromagnético: “una aglomeración de polvo atmosférico cargado dentro del cual existe un campo electromagnético ligeramente húmedo, el cual se considera la fuente de los efectos ópticos observados y de la fuerza motriz del ovni”. Algo así como una pelusa del tamaño de un avión y cargada de estática, desplazándose en la estratosfera en formas impensables para un sólido. No suena descabellado.
Hipótesis psicosocial
Por último, está la hipótesis que esgrimen muchos sociólogos, psicólogos e investigadores escépticos, quienes ante la ausencia de pruebas, registros o vestigios materiales contundentes e incuestionables, explican el fenómeno ovni como un sistema de procesos psicológicos que incluye sueños, alucinaciones, distorsiones de la percepción, interpretaciones fantásticas de estímulos materiales reales y experiencias metacóricas, en las que el campo completo de percepción de un sujeto es reemplazado por uno alucinatorio.
Dicha explicación salió a la luz en Francia a mediados de la década de 1980, y a diferencia de muchos escépticos “puros” que buscan a priori negar el fenómeno ovni y desestimar los testimonios, quienes optan por esta vertiente hipotética la asumen como un tema digno de ser estudiado seriamente desde varias perspectivas, incluidas la percepción, la psique y el entorno social de la persona que afirma haber tenido un encuentro extraterrestre.
Y tú, ¿crees que hay vida fuera de la Tierra? ¿O cómo explicas estos fenómenos?
[1] Un esquema que explica todas las partículas y fuerzas fundamentales de la naturaleza en un sola teoría, al modelarlas como vibraciones de delgadas cuerdas supersimétricas.