Películas poco recordadas del Studio Ghibli

Películas poco recordadas del Studio Ghibli
José C. Sánchez

José C. Sánchez

Inspiración

Este mes me di a la tarea de repasar la filmografía de Studio Ghibli, ese mítico estudio de animación fundado por el japonés Hayao Miyazaki, el cual nos ha traído joyas increíbles como La tumba de las luciérnagas, El viaje de Chihiro y la emblemática Mi vecino Totoro, cuyo personaje principal es la insignia del estudio. Sin embargo, mi intención fue hallar joyas desconocidas, pues aunque la mayoría de las películas producidas en esta fábrica de fantasías son recordadas con mucho cariño, algunas de ellas son repudiadas o tildadas de malas porque no alcanzaron el nivel de narrativa visual que lograron las demás producciones.

A pesar de lo anterior, y tratando de ser lo más objetivo posible, a continuación les compartiré tres recomendaciones que toman en cuenta la historia, la calidad de la animación, la música, el mensaje y alguno que otro elemento más. Todo esto para que puedan mirar por primera vez —o, también, volver a mirar— algunas películas olvidadas del Studio Ghibli y tener una nueva experiencia con ellas.

Empecemos con Heisei Tanuki Gassen Ponpoko, también conocida como Pom Poko y, para los fanáticos que hablan español, como La guerra de los mapaches. Esta cinta escrita y dirigida por Isao Takahata —a quien Miyazaki conoció cuando ambos trabajaban en Toei Animation— se estrenó en 1994, fue musicalizada por Chang Chang Typhoon y se centra en una especie de mapaches llamados tanukis que, en el folclor japonés, tienen poderes sobrenaturales y divertidos, como la capacidad de transformarse en personas o cosas.

'Heisei Tanuki Gassen Ponpoko', también conocida como 'Pom Poko'

Esta película tiene varios elementos de interés: por ejemplo, que la protagonista no es un personaje femenino, como nos tiene acostumbrados Ghibli; las estrellas son los tanukis, que dan un mensaje de rescate ecológico: en un Japón asediado por el desarrollo urbano, los zorros, mapaches y otros animales del bosque que están perdiendo sus hogares deciden que es hora de contraatacar.

Se trata de una película delirante, entretenida y con detalles de fantasía, aunque su trama es un poco dispareja; tiene demasiados protagonistas y quizá no es muy apta para la infancia —en una escena, por ejemplo, se ve de forma muy gráfica cómo los tanukis pueden transformar sus testículos—; a pesar de que no es el mejor trabajo del estudio, es una precursora del mensaje de protección a la naturaleza que vemos en cintas posteriores. Diremos que vale la pena darle una mirada.

La siguiente película recomendada es Mimi wo sumaseba o Susurros del corazón en español, que fue estrenada en 1995 a partir de un guión del propio Miyazaki y con música de Yuji Nomi. Aquí la protagonista femenina es Shizuku Tsukishima, una alegre estudiante de 14 años que ama los libros, pero se da cuenta de que está creciendo y que ya nada le será fácil en la vida. Esta película retrata la cotidianidad con destellos fantásticos aportados por la imaginación de la joven; tenemos ternura, amor y una historia sencilla: Shizuku descubre que alguien ha tomado de la biblioteca los mismos libros que ella y así conoce a Sieji Amasawa, un laudero y músico que se convertirá en su interés romántico.

'Mimi wo sumaseba', o 'Susurros del corazón'

A diferencia de otras películas de Ghibli, en ésta no hay enredos ni comedia: aquí las cosas se dicen de frente y sin rodeos; así, en medio de su romance, nuestra protagonista intenta encontrar su vocación en la vida y se pone a prueba como escritora. No adelanto más para no spoilear y para que te emociones viéndola de principio a fin; sólo destaco dos elementos importantes: la canción “Country Road”, que será un tema recurrente en la historia, y que el cuento que escribe Shizuku se convirtió en otra película llamada Haru en el mundo de los gatos.

Por último está Omohide Poro Ovoide, que en México conocemos con el nombre de Recuerdos del ayer; fue estrenada en 1991, escrita y dirigida por Isao Takahata y la música corrió a cargo de Masaru Hoshi. En mi opinión, es la menos orientada a las infancias, pues su ritmo es lento y la historia está llena de melancolía; a pesar de ello es un deleite, una de esas cintas que ves un día y te dejan soñando el resto de la semana. En ella, seguimos a la protagonista Taeko Okajima a lo largo de un viaje por el campo en el que irá recordando su infancia, tanto los buenos momentos como los malos, con destellos de romance y amor en su vida.

'Omohide Poro Ovoide', o 'Recuerdos del ayer'

Si ya eres un adulto, seguro conectarás con muchos temas —y si eres mujer, quizá te encante la manera sencilla y sutil en que se tocan temas como la menstruación, el romance y la amistad—; en lo personal, no puedo evitar soltar un suspiro cada vez que la veo y aún no supero la escena de la piña —quienes ya la conocen, díganme: ¿por qué en Japón no conocen esa fruta?—; los detractores se quejan de su ritmo lento y de que carece de la fantasía a la que nos tiene acostumbrados Ghibli, pero es visualmente brillante, con una historia sencilla y muy disfrutable.

Ahora que termino el artículo, me doy cuenta de que sin proponérmelo sólo elegí películas de de la década de 1990. Esto me recuerda una frase que le dicen a la protagonista de Susurros del corazón: “el talento debe pulirse antes de brillar”; yo pienso que lo mismo sucede con las joyas, ya que para mí todas estas producciones de las primeras etapas del Studio Ghibli son eso: joyitas sin pulir…

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