
No siempre llegamos a darnos cuenta del impacto que un gesto puede tener en los demás; sin embargo, nuestras acciones, por pequeñas que parezcan, pueden transformar de forma positiva a las personas que nos rodean y ser fuente de inspiración para gestos más significativos.
En esta ocasión te platico sobre algunos actos llevados a cabo por personas que sólo querían un cambio en sus vidas o en su entorno, y que terminaron teniendo un enorme impacto social.
La rebeldía de Rosa Parks (1955)

Cuando en los Estados Unidos la segregación racial era el pan de cada día, viajar al trabajo en autobús exigía respetar ciertas reglas, como que las personas de color se sentaran en los asientos traseros y que, además, cedieran su asiento a un pasajero blanco si es que el autobús se llenaba. Rosa Parks, una mujer afroamericana que había tomado un autobús, se negó a ceder su asiento a un hombre blanco, lo que derivó en que la policía la hiciera bajar del vehículo, fuera arrestada y se viera obligada a pagar una multa de 14 dólares. Esta pequeña rebeldía por algo que consideraba injusto se tradujo en un boicot del sistema de transporte de Montgomery, Alabama, liderado por Martin Luther King Jr. Durante poco más de un año, la comunidad afroamericana se negó a hacer uso del sistema de transporte, lo que ocasionó en primera instancia que la compañía tuviera fuertes pérdidas económicas y, finalmente, que la Suprema Corte de ese país declarara inconstitucional la segregación en 1956.
La famosa carta de Einstein a Roosevelt (1939)

El descubrimiento de la fisión nuclear por parte de los científicos Otto Hahn y Fritz Strassmann en 1938 despertó preocupación en algunos científicos, entre ellos Edward Teller,[1] Eugene Wigner[2] y, sobre todo, Leó Szilárd, quien redactó una carta dirigida al presidente Franklin D. Roosevelt para advertirle del potencial destructivo del uranio y del peligro que representaría que la Alemania nazi construyera una bomba atómica. Dicha carta fue firmada por Albert Einstein, quien compartía el temor de que Hitler obtuviera un arma nuclear, y enviada el 2 de agosto de 1939. Roosevelt tomó en serio su contenido y ordenó establecer el Proyecto Manhattan, que enfocaría sus esfuerzos en el desarrollo de la bomba atómica antes de que el régimen alemán lo lograra. Luego de que el mundo atestiguó el poder destructivo de la energía atómica con el lanzamiento de las bombas en Hiroshima y Nagasaki, Einstein[3] se arrepintió de haber firmado la carta y, a partir de entonces, fue un activista de la paz y un promotor del desarme nuclear.
Los claveles de Celeste Caeiro (1973)

El 25 de abril de 1974, un grupo de militares inconforme con el régimen autoritario que gobernaba en Portugal desde 1933 inició la transición hacia la democracia con un golpe de Estado, que fue conocido como la Revolución de los claveles. Dicho movimiento se llevó a cabo prácticamente sin derramamiento de sangre y debe su nombre a que el mismo día los jefes del personal del restaurante El Sifire decidieron no abrir. Como iban a celebrar el primer aniversario del restaurante y habían comprado claveles rojos y blancos para obsequiar a los clientes, pidieron al personal que se los llevaran para no desperdiciarlos. Entre ellos se encontraba Celeste Caeiro, quien decidió ir a la Plaza del Rossio de Lisboa, donde se encontraban los sublevados en espera de órdenes. Una vez en el lugar, preguntó a algunos de los militares qué estaban haciendo allí, y le respondieron que iban “al Cuartel del Carmo, donde se encuentra el presidente Marcello Caetano, heredero del régimen de Salazar”. Fue en ese momento que Celeste repartió los claveles que llevaba consigo entre los soldados y transeúntes, quienes los colocaron en los cañones de los fusiles o en sus ojales. Fue así que el clavel se convirtió en el símbolo del golpe al régimen fascista que gobernaba.
El boicot de lavadoras en Islandia (1975)

El 24 de octubre de 1975, la mayoría de las mujeres islandesas abandonaron sus actividades, tanto en el ámbito laboral como en el hogar, para protestar en contra de la desigualdad salarial de género, que en su país era 60% menor para las mujeres. Además, había mucha discriminación en el acceso a oportunidades tanto laborales como políticas. Así, luego de ser organizado por grupos feministas, se promovió lo que llamaron el “Día Libre de la Mujer”, que tuvo consecuencias benéficas tanto inmediatas como a mediano y largo plazo: varias fábricas y negocios cerraron o funcionaron a medias debido a que la mayoría de sus trabajadores eran mujeres; los hombres, por su parte, asumieron las tareas domésticas y el cuidado de los niños en lo que llamaron “el viernes largo”. 25,000 mujeres se reunieron en el centro de Reikiavik para manifestarse; luego de un año, Islandia aprobó una ley para la igualdad salarial; cuatro años más tarde, Vigdís Finnbogadóttir fue electa como la primera mujer presidenta del mundo. De esta forma, Islandia es hoy un país referente en cuanto a igualdad de género, equidad salarial y participación de la mujer en política.

[1] “El padre de la bomba de hidrógeno”.
[2] Quien jugó un papel fundamental en el desarrollo del reactor nuclear y que, en 1963, fuera galardonado con el Premio Nobel de Física por sus descubrimientos en la física cuántica.
[3] Contrariamente a lo que pudiera pensarse, Albert Einstein no tuvo participación en el Proyecto Manhattan.