Poemas singulares de una poeta singular: Emily Dickinson

Poemas singulares de una poeta singular: Emily Dickinson
Guadalupe Gutiérrez

Guadalupe Gutiérrez

Una figura vital para las letras en los Estados Unidos es la poeta Emily Elizabeth Dickinson, quien nació el 10 de diciembre de 1830 en Amherst, Massachusetts, donde pasó toda su vida. Su obra poética ha inspirado a grandes escritoras que la sucedieron —tales como Elizabeth Bishop, Sylvia Plath, Gwendolyn Brooks o bell hooks—, y también ha sido objeto de tributo entre artista visuales como Jen Bervin y cantantes como Taylor Swift.

Dickinson es reconocida como una gran influencia literaria para sus contemporáneos debido a la estructura y el estilo distintivos en sus poemas, pues utilizaba líneas cortas, medias rimas y puntuación poco convencional, un formato que después influyó a muchos otros poetas. En vida, sus obras fueron editadas para cumplir con las reglas de la métrica; aunque esto modificó sensiblemente su estilo original, aun así se distinguía de la producción poética de su época.

Fotografía en blanco y negro de Emily Dickinson

La gente de su tiempo la consideraba “excéntrica”, un calificativo aplicado sobre todo a personas de familias adineradas que se rebelaban en contra de las normas sociales. En el caso de Emily, ella se ganó ese adjetivo por priorizar su formación académica, no casarse —algo poco común para una mujer del siglo XIX— y por recluirse de manera voluntaria durante la última parte de su vida.

A diferencia de otros autores como su contemporánea, la también estadounidense y autora de Mujercitas (1868-69) Louisa May Alcott —quien se vio obligada a publicar y extender su obra para sostener a su familia—, Emily no sentía presión alguna por publicar sus textos, en parte debido a su holgada posición económica. Aun así, en 1862 los poemas “Safe in their alabaster chambers” y “Weary of life’s great mart” se publicaron sin su firma en el diario The Republican, donde más tarde —y contra su voluntad— también se publicó “A narrow fellow in the grass”, hoy conocido como “The snake”. A pesar de haber sido una autora prolífica que escribió unos 1800 poemas, en vida sólo publicó entre seis y diez; el resto de su obra fue descubierta de forma póstuma, resguardada y divulgada por su hermana Lavinia.

Emily Norcross Dickinson (1924)

Poco se sabe de su vida privada, pues Lavinia —quien además fue su confidente y admiradora— se esforzó mucho por cuidar la privacidad de su hermana. Pese a la intensidad y la pasión de sus poemas, como la mayoría carecen de títulos y fechas y se publicaron de forma arbitraria tras su muerte, no es posible establecer una cronología en su obra para inferir los cambios emocionales y la progresión de su existencia. Esto no desalienta a académicos y admiradores que han intentado interpretar las emociones de sus versos y ligarlas con eventos de su vida: así, hay quienes sostienen que sus poemas de amor imposible aluden a una supuesta relación que tuvo con un estudiante de Derecho que trabajó en el bufete de su padre; otros opinan, más bien, que se trató de una relación con un importante religioso de la época, pues Emily menciona que se trataba de “un amor prohibido” y que no podían casarse. Pero son conjeturas, ya que no existe ninguna prueba que respalde estas teorías.

En décadas recientes, otros incluso se han aventurado a decir que los poemas hablan de Susan Huntington Gilbert, quien fue compañera de estudios de Emily y más tarde se convirtió en esposa de su hermano mayor, Austin Dickinson. Cuando su cuñada comenzó a vivir al lado del hogar de Emily, ambas mujeres se volvieron confidentes y amigas inseparables, e incluso la autora llegó a mostrarle algunos de sus poemas, algo que sólo había hecho con Lavinia. A pesar de que ésta se ha convertido en la teoría favorita de los fans de la poeta, no hay evidencia concluyente de la supuesta relación amorosa entre Emily y Susan.

Emily Dickinson también es famosa por su reclusión voluntaria. Se piensa que ésta fue producto del duelo vivido tras la pérdida de sus grandes amigos Benjamín Franklin y Charles Wadsworth, con quienes sostuvo una relación intelectual a través de cartas donde Emily profundizaba en temas que de forma recurrente aparecerían en sus obras: la inmortalidad y la muerte. Durante este retiro, la poeta se volcó en la escritura como un recurso para paliar el dolor de la pérdida.

En esos años de reclusión, su contacto con el mundo exterior se limitó al intercambio de cartas, muchas de las cuales aún se conservan y son estudiadas por académicos. Los últimos años de su vida los pasó postrada en una silla debido a un mal renal que en su época se denominaba “mal de Bright”; la última carta que escribió fue dirigida a sus primas, en la que lacónicamente les expresó: “Primitas, me llaman”. Tras dos años y medio de enfermedad, murió el 15 de mayo de 1886 en su casa de  Amherst.

Tumba de Emily Dickinson

Como legado, Dickinson dejó una gran cantidad de poemas, cartas y frases. A pesar de que le prometió a Emily que quemaría sus papeles, al encontrar los casi dos mil poemas Lavinia se aseguró de que llegaran a los editores indicados para que su hermana fuera reconocida. Esta vasta obra nos acerca a la mente y al corazón de una de las más grandes poetas estadounidenses, que sigue invitando a las nuevas generaciones a disfrutar de la poesía tanto como ella cuando escribió:  “Si tengo la sensación física de que me levantan la tapa de los sesos, sé que eso es poesía”.

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