¿Es mejor escuchar un audiolibro que leer un libro, ya sea en formato físico o digital? Si te gusta leer o perteneces a una comunidad de lectores, es probable que en más de una ocasión hayas leído o escuchado comentarios negativos acerca de los audiolibros, como que “no cuentan igual que leer un libro”. Esta actitud comprueba que, a pesar de que han estado en el mercado desde hace décadas, aún existe cierta resistencia y prejuicios contra su consumo, sobre todo en el ámbito literario. Pero, ¿en verdad es tan distinto escuchar un libro que leerlo?
Según el psicólogo e investigador de la Universidad de Virginia, Daniel T. Willingham, esta idea proviene de la muy difundida noción de que leer es una actividad intelectual elevada, un requisito indispensable para obtener conocimiento y un mérito para quien lo realiza, el cual merece ser reconocido por el entorno. Pero, para saber la verdad, algunos investigadores han realizado estudios que evalúan la comprensión lectora y auditiva, así como la retención de información con la práctica de ambos métodos: leer un libro y escuchar un audiolibro.
Por trabajos neurocientíficos previos, hoy sabemos que la decodificación de palabras leídas o escuchadas ocurre de manera inmediata en el cerebro y que el proceso de comprensión de su significado tiene lugar de forma similar, aunque todo dependerá de la cantidad y del tipo de información a la que fuimos expuestos.
En 1990, la doctora Morton Ann Gernsbacher, de la Universidad de Wisconsin-Madison, realizó experimentos en torno a la comprensión lectora, auditiva y visual con 270 participantes, y halló que la comprensión lectora está altamente correlacionada con la auditiva y con el lenguaje no verbal, y que un procesamiento eficiente de la información y el acceso rápido a recuerdos en nuestro cerebro influye de forma significativa en la comprensión general del lenguaje, por lo que quienes tienen buena comprensión lectora tienden también a tener buena comprensión auditiva y visual.
Así, uno podría pensar que es mejor escuchar que leer; pero a pesar de defender el uso de audiolibros por sus numerosas ventajas, el ya mencionado doctor Willingham aclara que algunas circunstancias permiten obtener mayor beneficio de cada formato, dependiendo de nuestro objetivo al consumir el material y, también, el del autor al escribirlo. Eso lo confirmó un estudio de 2011 dirigido por Irene Diakidoy, en el que detectó diferencias de comprensión auditiva y lectora en función del tipo de texto: si es narrativo, no hay diferencia notable entre escuchar y leer; pero si es un texto con datos y cifras para memorizar, se obtienen mejores resultados si se leen en vez de si sólo se escuchan.
Así, si estamos preparándonos para un examen o una exposición y necesitamos retener datos, citas, fechas, cifras y fórmulas, nos beneficiaremos más de leer la versión escrita. De hecho, según el estudio realizado por Tirza Lauterman y Rackefet Ackerman del Instituto de Tecnología de Israel, nuestra retención y comprensión son mejores si leemos en el formato que preferimos, ya sea en pantalla o en una página impresa. Esto echa por tierra la creencia en la supuesta “inferioridad” del aprendizaje leyendo en pantallas, aunque el debate en cuanto a la calidad de la lectura en libros escritos, por encima de los e-books, sigue vigente.
En contraste, los libros que contienen muchos diálogos, como la ficción, las obras de teatro, los cuentos y las novelas, son más fáciles de entender en audiolibro gracias a las entonaciones del narrador y a la habilidad histriónica de los actores de voz, quienes facilitan la detección del sarcasmo, las bromas o la ironía empleada por los autores —algo sencillo para lectores experimentados, pero no tanto para quienes inician su viaje literario—. Tampoco hay que dejar de lado a las personas analfabetas, con problemas visuales o que sufren de dislexia, pues para ellas los audiolibros abren todo un mundo de posibilidades en el consumo de obras, por interés o por placer.
Otros beneficios del audiolibro son que, si estás aprendiendo una nueva lengua, dicha herramienta te ayudará a identificar palabras, a practicar la pronunciación y a aumentar tu fluidez en la expresión oral. Además, te permitirá desarrollar la escucha crítica y habilidades de comprensión auditiva, mejorar tu capacidad de atención y, como todos los libros —en el formato que sea— aumentarán tu empatía, tus habilidades de comprensión y de procesamiento de la información, la memoria y el desempeño cognitivo en tu vida cotidiana.
En nuestros días, tenemos la fortuna de contar con una gran variedad de títulos en formato digital y de audiolibro, para su consumo en bibliotecas, librerías y en quioscos digitales. Así, somos libres de elegir el formato que mejor se ajuste a nuestras necesidades, preferencias y presupuestos, para de ese modo obtener el mayor provecho y disfrute del producto elegido. Sólo no olvidemos que leer y escuchar audiolibros son actividades que, como todas las demás, siempre resultan más sencillas con la práctica.