‘Selfies’ con pincel: los autorretratos más famosos del arte

'Selfies' con pincel: los autorretratos más famosos del arte
Francisco Masse

Francisco Masse

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Recuerdo que, cuando tomé clases de dibujo en la universidad, un maestro nos compartió la idea de que cada dibujo que haces tiene algo de autorretrato, pues es difícil eludir la tentación de representar la caída de un párpado o la línea de los labios que mejor conservas en la memoria: aquella que nos devuelve la mirada cuando nos paramos frente a un espejo. Pero en este caso hablamos de pinturas que fueron elaboradas por sus autores con la intención expresa y deliberada de representarse a sí mismos, y por ello en el mundo del arte se les conoce como autorretratos —o self-portraits en inglés.

Aquí te compartiré los que, a mi juicio particular, son diez de los autorretratos más famosos del mundo y de la historia del arte. Iremos en estricto orden cronológico y en cada caso haremos un comentario del cuadro en cuestion.

Retrato de hombre con turbante
Jan van Eyck

Iniciemos con este extraordinario pintor prerrenacentista que dio pie a la llamada escuela flamenca. En este retrato, el pintor cuenta con cuarenta y un años de edad y, a diferencia de lo que anuncia el título —y lo que todo el mundo cree— no porta un turbante, sino un chaperón con los extremos, que normalmente cuelgan amarrados sobre su cabeza; viste además un traje elegante, propio de una posición social elevada. Destaca una inscripción en su marco dorado, que en latín reza: “Jan van Eyck me hizo el 21 de octubre, 1433”; este dato, junto con el hecho inusitado de que el sujeto mire de frente —como si observara un espejo— dan argumentos para pensar que se trata de un autorretrato.

Jan van Eyck

Selbstbildnis im Pelzrock —Autorretrato con falda de piel—
Alberto Durero

Este brillante y minucioso artista del Renacimiento alemán —Albrecht Dürer, en su lengua original— entre sus múltiples talentos se distinguió por una obsesión con su propia imagen, misma que a lo largo de su vida plasmó en una serie de autorretratos. Este es, quizás, el más famoso de ellos y lo realizó alrededor del año 1500, cuando tenía veintiocho años de edad. Llama la atención que Durero eligió una vista frontal para generar un retrato simétrico como el empleado para las representaciones de Cristo; esto se ha interpretado como una prueba de la creencia del artista de ser un imitador de Cristo y de Dios. Mide 48.9 x 67.1 centímetros y se encuentra en la Alta Pinacoteca de Múnich, Alemania.

Alberto Durero

Autorittrato —Autorretrato—
Leonardo da Vinci

Este cuadro, también conocido como Retrato de un hombre en tiza roja, fue elaborado por el genio del Renacimiento entre 1510 y 1513, cuando el polímata apenas había cruzado el medio siglo de edad, lo que entonces se consideraba una edad madura. Al igual que sucedió con Van Eyck, Leonardo nunca señaló esta obra como un autorretrato; no obstante, esto se asume debido al parecido que guarda con la representación que Rafael Sanzio hizo de él en La escuela de Atenas, al ponerlo como Platón. Mide 33 x 21.6 centímetros y se encuentra en la Biblioteca Real de Turín.

Leonardo da Vinci

Bacchino malato —Baco enfermo
Caravaggio

Michelangelo Merisi di Caravaggio fue un notable pintor manierista, un maestro del dramatismo y de la tiniebla cuya obra se sitúa entre el fin de Renacimiento y el despertar del barroco. Esta es una de sus obras tempranas, donde posa disfrazado como un joven dios Dionisio o Baco que luce desencajado y con la piel amarillenta; se cree que el autorretrato fue realizado en un hospital, entre 1593 y 1594, cuando Caravaggio se recuperaba de la malaria. El lienzo mide 53 x 67 centímetros y actualmente se exhibe en la Galería Borghese de Roma.

Caravaggio

Zelfportret met twee cirkels —Autorretrato con dos círculos—
Rembrandt

El gran maestro del pincel y del claroscuro fue auténticamente obsesivo con este asunto de los autorretratos: sus biógrafos estiman que a lo largo de su vida realizó alrededor de un centenar de ellos, entre más de cuarenta óleos, decenas de grabados y muchos dibujos. Este en particular destaca por su monumentalidad y por lo enigmático del fondo, que despliega un muro desnudo con dos círculos incompletos cuyo significado aún es un misterio. El cuadro se pintó entre 1665 y 1669, cuando el maestro se acercaba a los sesenta años de edad, mide 114.3 x 94 centímetros y se encuentra en la Kenwood House de Londres.

Rembrandt

Le Désesperé —El hombre desesperado—
Gustave Courbet

El francés Jean Desiré Gustave Courbet fue un apasionado pintor cuya premisa artística se basaba exclusivamente en aquello que podía ver, con lo cual dio pie a la escuela llamada Realismo francés. Este autorretrato fue realizado entre 1843 y 1845, cuando el pintor viajó a París y pasaba largas horas en el Museo del Louvre copiando los trabajos de Ribera, Zurbarán, Velázquez y Rembrandt, y es uno de los varios cuadros que realizó de sí mismo en aquellos años, cuando su obra aún conservaba un cierto toque romántico.

Gustave Courbet

Autorretrato
Vincent van Gogh

El atormentado pintor holandés de la oreja mutilada, en su aparente locura, entre 1886 y 1889 representó en decenas de ocasiones su propio rostro, a veces sin barba, otras con ella; de traje o con ropa sencilla; fumando una pipa, portando sombreros, gorros o vendas que cubren una herida. Este autorretrato en particular data de 1889 y, además de ser uno de los más célebres, es un serio contendiente a ser el último que pintó en su corta vida, que se extinguió al año siguiente. La mirada se dirige de inmediato a sus ojos, entre agobiados y trastornados, y en la composición destacan una pálida monocromía en azules y verdes que dan al lienzo un aire frío, solenme, taciturno.

Vincent van Gogh

Autoportrait (Tamara in a Green Bugatti)
—Autorretrato (Tamara en un Bugatti verde)—
Tamara de Lempicka

Esta artista de origen polaco resalta como un exponente decisivo del art déco, con sus personajes y volúmenes geométricos, y el aire sofisticado y modernista de sus obras. En este autorretrato realizado en París en 1928, como encargo para la portada de una revista, la pintora se retrata como una mujer estilizada y de mundo a bordo de un automóvil Bugatti; la idea era representar y celebrar la independencia de la mujer del siglo XX. Mide 35 x 27 centímetros y es parte de una colección privada.

Tamara de Lempicka

Las dos Fridas
Frida Kahlo

En este caso, hablamos de una pintora mexicana cuya obra se centra de forma casi exclusiva en autorretratos; pero este es, sin duda, el más icónico de ellos, amén de una de las obras de arte más caras que se hayan producido en América Latina. Lo realizó en 1939, el mismo año que se divorció de Diego Rivera, y en el plasma —entre otros muchos simbolismos— la dualidad de su ser fragmentado, así como sus herencias europea y mexicana, representadas con un vestido de encaje y otro, de tehuana. Mide 1.73 x 1.73 metros y es parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México.

Frida Kahlo

Self-Portrait —Autorretrato—
Francis Bacon La última pieza seleccionada quizá te sorprenda un poco, pues el rostro apenas es distinguible, pero ese es uno de los rasgos distintivos del expresionismo abstracto del pintor Francis Bacon, quien se especializaba en retratos y autorretratos donde deformaba y contorsionaba los rasgos físicos como una forma de otorgar profundidad psicológica. Este lienzo en específico es de 1971 y, en él, el irlandés parece querer transformar y diseccionar la carne con expresivas pinceladas. El cuadro se exhibe en el Centro Pompidou de París

Francis Bacon

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