Siete consejos para pasar de la intención a la acción

Siete consejos para pasar de la intención a la acción
Ana Carrera

Ana Carrera

Inspiración

Se acerca la fecha límite en tu calendario y estás decidido a terminar tus pendientes, así que te sientas ante tu escritorio… pero te quedas pasmado frente a la pantalla de tu computadora o la página en blanco, o nada más no te animas a empezar el libro que tienes que leer o la tarea que debes realizar. Casi sin darte cuenta, estás viendo videos o haciendo cualquier otra actividad inútil que atrapa tu atención durante horas, y es así que de nuevo acabas procrastinando y sin pasar de la intención a la acción que te habías propuesto, ¿qué se puede hacer?

Procrastinación

A diferencia de lo que muchos creen, la procrastinación —que podría definirse como el hábito de postergar actividades importantes de forma sistemática— no necesariamente deriva de la pereza o la irresponsabilidad. En cambio, esta práctica podría ser un mecanismo de defensa debido a la ansiedad, a la búsqueda de una perfección que no existe o al miedo a fracasar. Si tienes la intención de arrancar un proyecto o sencillamente quieres ser más productivo en tu vida laboral, sigue leyendo y descubre siete consejos para pasar de la intención a la acción.

  1. Conócete. Primero, trata de hallar la verdadera raíz de por qué pospones tus actividades. ¿Procrastinas porque tus ideas son difíciles de aterrizar o porque te obsesionas con los detalles? Del mismo modo, toma un momento para hacerte consciente de tu voz autocrítica, que puede estar saboteando tus intentos: ¿crees que no eres lo suficientemente bueno o que no estás preparado para llevar a cabo tus ideas? O bien, ¿te gusta vivir al límite y por eso dejas las cosas para el final? Identifica el motivo de tu postergación y parte de ahí para mejorar.
  2. Enfócate en tus motivos. La mejor manera de motivarte es no perder de vista los beneficios que obtendrás y lo bien que te sentirás al lograr lo que te propones. Esta razón de fondo es la que más te moverá, pero sé gentil y paciente contigo mismo, sin exigirte demasiado. Recompénsate cada vez que cumplas con uno de tus objetivos, y date un gran premio al final del camino, que funcionará como un impulso extra en tu trayecto hacia la meta.
  3. Sé realista. Fijar metas inalcanzables o autoexplotarte a través del multitasking resulta contraproducente y perjudicial para tu productividad; en lugar de eso, enlista tus tareas pendientes, ponlas en orden de prioridad y enfócate en una sola acción a la vez, con pasos firmes hacia el logro de tus objetivos. No pretendas terminar todo al mismo tiempo, pues la presión psicológica hará que te bloquees y caigas de nuevo en el círculo vicioso de la procrastinación.
  4. Divide y vencerás. Esto es una variante del punto anterior: si la tarea te parece enorme, divídela en subtareas y éstas, en una lista de microtareas que sean fácilmente realizables y comprométete a ir cumpliéndolas una por una. ¿Cómo? Escribe paso a paso lo que tienes que hacer, desglosa en un cierto número de microtareas, y establece el orden y las fechas en que tienes que cumplirlas. De este modo, no olvidarás nada por la premura, sentirás que tomas el control de tu rendimiento y harás a un lado la ansiedad de que estás pasando algo por alto.
  5. Aléjate de las distracciones. Si cada vez que necesitas concentrarte tu celular, tu serie favorita, tus reels y tus redes sociales están ahí para distraerte, necesitas tomar medidas al respecto. Busca o adapta un espacio físicamente apartado y de preferencia silencioso, en el que te sientas cómodo; si es posible, integra elementos de la naturaleza y colores pastel que te ayuden a incrementar tu concentración, y acude a ese sitio sin ningún dispositivo electrónico para planear tus actividades, enfocarte en una lectura o tener un momento de silencio durante un día caótico.
Aléjate de las distracciones
  1. No te agotes. No se trata únicamente de dividir y aprovechar tu tiempo, sino también de administrar la energía. Cada día, asigna las horas y tiempos necesarios para cumplir con tu trabajo, pero recuerda programar las actividades más pesadas para el momento del día cuando tengas más energía, y no olvides incluir pausas, momentos de descanso y actividades de autocuidado que generen un balance con la obligación.
  2. ¡Diviértete! En la medida de lo posible, en especial si estás trabajando en una tarea creativa, trata de disfrutar el proceso en lugar de padecerlo; si son tareas rutinarias que ya no representan un desafío, formula creativamente pequeños retos para motivarte a realizarlas y procura descansar al menos cinco minutos por cada sesenta de trabajo, para que no te sientas agobiado.

Lo más importante es que logres, poco a poco y paso a paso, crear nuevos hábitos de disciplina y seguridad en ti mismo para que tarde o temprano te deshagas del hábito de procrastinar y alcances con mayor facilidad tus metas.

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