
Se acerca la fecha límite en tu calendario y estás decidido a terminar tus pendientes, así que te sientas ante tu escritorio… pero te quedas pasmado frente a la pantalla de tu computadora o la página en blanco, o nada más no te animas a empezar el libro que tienes que leer o la tarea que debes realizar. Casi sin darte cuenta, estás viendo videos o haciendo cualquier otra actividad inútil que atrapa tu atención durante horas, y es así que de nuevo acabas procrastinando y sin pasar de la intención a la acción que te habías propuesto, ¿qué se puede hacer?

A diferencia de lo que muchos creen, la procrastinación —que podría definirse como el hábito de postergar actividades importantes de forma sistemática— no necesariamente deriva de la pereza o la irresponsabilidad. En cambio, esta práctica podría ser un mecanismo de defensa debido a la ansiedad, a la búsqueda de una perfección que no existe o al miedo a fracasar. Si tienes la intención de arrancar un proyecto o sencillamente quieres ser más productivo en tu vida laboral, sigue leyendo y descubre siete consejos para pasar de la intención a la acción.
- Conócete. Primero, trata de hallar la verdadera raíz de por qué pospones tus actividades. ¿Procrastinas porque tus ideas son difíciles de aterrizar o porque te obsesionas con los detalles? Del mismo modo, toma un momento para hacerte consciente de tu voz autocrítica, que puede estar saboteando tus intentos: ¿crees que no eres lo suficientemente bueno o que no estás preparado para llevar a cabo tus ideas? O bien, ¿te gusta vivir al límite y por eso dejas las cosas para el final? Identifica el motivo de tu postergación y parte de ahí para mejorar.
- Enfócate en tus motivos. La mejor manera de motivarte es no perder de vista los beneficios que obtendrás y lo bien que te sentirás al lograr lo que te propones. Esta razón de fondo es la que más te moverá, pero sé gentil y paciente contigo mismo, sin exigirte demasiado. Recompénsate cada vez que cumplas con uno de tus objetivos, y date un gran premio al final del camino, que funcionará como un impulso extra en tu trayecto hacia la meta.
- Sé realista. Fijar metas inalcanzables o autoexplotarte a través del multitasking resulta contraproducente y perjudicial para tu productividad; en lugar de eso, enlista tus tareas pendientes, ponlas en orden de prioridad y enfócate en una sola acción a la vez, con pasos firmes hacia el logro de tus objetivos. No pretendas terminar todo al mismo tiempo, pues la presión psicológica hará que te bloquees y caigas de nuevo en el círculo vicioso de la procrastinación.
- Divide y vencerás. Esto es una variante del punto anterior: si la tarea te parece enorme, divídela en subtareas y éstas, en una lista de microtareas que sean fácilmente realizables y comprométete a ir cumpliéndolas una por una. ¿Cómo? Escribe paso a paso lo que tienes que hacer, desglosa en un cierto número de microtareas, y establece el orden y las fechas en que tienes que cumplirlas. De este modo, no olvidarás nada por la premura, sentirás que tomas el control de tu rendimiento y harás a un lado la ansiedad de que estás pasando algo por alto.
- Aléjate de las distracciones. Si cada vez que necesitas concentrarte tu celular, tu serie favorita, tus reels y tus redes sociales están ahí para distraerte, necesitas tomar medidas al respecto. Busca o adapta un espacio físicamente apartado y de preferencia silencioso, en el que te sientas cómodo; si es posible, integra elementos de la naturaleza y colores pastel que te ayuden a incrementar tu concentración, y acude a ese sitio sin ningún dispositivo electrónico para planear tus actividades, enfocarte en una lectura o tener un momento de silencio durante un día caótico.

- No te agotes. No se trata únicamente de dividir y aprovechar tu tiempo, sino también de administrar la energía. Cada día, asigna las horas y tiempos necesarios para cumplir con tu trabajo, pero recuerda programar las actividades más pesadas para el momento del día cuando tengas más energía, y no olvides incluir pausas, momentos de descanso y actividades de autocuidado que generen un balance con la obligación.
- ¡Diviértete! En la medida de lo posible, en especial si estás trabajando en una tarea creativa, trata de disfrutar el proceso en lugar de padecerlo; si son tareas rutinarias que ya no representan un desafío, formula creativamente pequeños retos para motivarte a realizarlas y procura descansar al menos cinco minutos por cada sesenta de trabajo, para que no te sientas agobiado.
Lo más importante es que logres, poco a poco y paso a paso, crear nuevos hábitos de disciplina y seguridad en ti mismo para que tarde o temprano te deshagas del hábito de procrastinar y alcances con mayor facilidad tus metas.
