Imagina que estás realizando una actividad que te genera mucho placer: leer, dibujar, escribir, tocar un instrumento, practicar un deporte o resolver una ecuación matemática complicada. Tras algunos minutos de estar inmerso en dicha tarea, es como si los sonidos a tu alrededor empezaran a aminorar y todas las distracciones se evaporaran como si hubieras activado un interruptor; cuando tomas conciencia y miras el reloj, te das cuenta de que el tiempo pasó volando y han transcurrido horas. Ese estado momentáneo, que quizás has experimentado, no es cosa de magia y tiene una explicación científica: se llama estar en flow o “en la zona”. ¿Cómo podemos alcanzarlo?
Si viste la película Soul (2020)de Pixar, recordarás que el protagonista experimenta una sensación única cada vez que toca el piano: un estado de adormecimiento que parece transportarlo a otra dimensión y le ayuda a interpretar música de formainigualable. A ese estado mental se le llama Flow y no es exclusivo de los artistas: también científicos y atletas lo experimentan, y existe toda una ciencia de los procesos químicos que le permiten a tu cerebro llegar a él.
Como ya platicamos en Bicaalú, fue el psicólogo húngaro-estadounidense Mihály Csíkszentmihályi el primero en interesarse por este proceso mental en el año 1970, y quien decidió darle el nombre de Flow o “estado de flujo”, pues fue la forma en que algunos de sus pacientes lo describieron. Csíkszentmihályi lo define así: “El hecho de sentirse completamente comprometido con la actividad por sí misma. El ego desaparece. El tiempo vuela. Toda acción, movimiento o pensamiento surgen inevitablemente de la acción, del movimiento y del pensamiento previo, como si estuviéramos tocando jazz. Todo tu ser está allí y estás aplicando tus facultades al máximo”.
Años después, inspirado en esta premisa se fundó el Flow Research Collective, una organización dedicada a la investigación cuyo fin es entender la ciencia detrás del desempeño humano para comprender a los individuos y a las organizaciones, con la ayuda de la neurobiología. En entrevista con Big Think, el director del colectivo, Steven Kotler, explicó: “Al estar en Flow, el cerebro produce una cascada gigante de neuroquímicos: recibes norepinefrina, dopamina, anandamida, serotonina y endorfinas, cinco neuroquímicos que mejoran el rendimiento, te hacen más rápido, más fuerte y hacen lo mismo con tu cerebro”. Asimismo, mencionó que existe una reducción temporal de la actividad de la corteza prefrontal, responsable de habilidades cognitivas como la planificación, la toma de decisiones, la memoria de trabajo, la expresión de la personalidad, el comportamiento social y el control del habla y el lenguaje; es curioso que ese mismo mecanismo se activa cuando soñamos, meditamos o escuchamos música.
Pero lo que quizás es más maravilloso del Flow es que la corteza prefrontal lateral dorsal se inhibe y, en consecuencia, se aminora la autoconciencia, que no es sino esa vocecita molesta en nuestras cabezas que constantemente nos juzga. En este sentido, un artículo de la revista Medical News Today, explica que “este declive impide que una persona piense activamente en sí misma, lo que le permite sumergirse por completo en la tarea”.
Por otro lado, existe una teoría que apunta a que las regiones del cerebro se comunican mejor durante el “estado de flujo”, por lo que la persona es más capaz de controlar y coordinar sus actividades; así, aprender algo nuevo se vuelve muy favorable mientras estas en Flow, pues tus sentidos absorberán la información como una esponja. En resumen, los beneficios que obtienes de este estado son:mejor desempeño, menos distracciones, acallar a tu crítico interno, mayor motivación, más productividad en menos tiempo y una acentuada capacidad de aprender algo nuevo.
Ahora, tres consejos para entrar en Flow:
I. Encuentra un lugar cómodo y sin distracciones
Aunque a veces es complicado encontrar un sitio ideal, ya sea porque compartes tu casa con otros miembros de tu familia o porque trabajas en un lugar con mucho ruido, intenta alejarte de factores externos que te impidan desempeñar tu tarea. Si no te es indispensable tener tu celular a la mano, ponlo en modo Silencio y apártalo de tu vista; también puedes usar audífonos anti ruido y escuchar música ambiental, relajante y sin voz.
II. Enfócate en el momento presente
Cuando dejas de lamentar el pasado y de preocuparte por el futuro, logras estar en mayor sintonía contigo mismo y con las actividades que tienes frente a ti. Si estás preocupado, pensando en tu próxima fecha de entrega o en la calificación que obtendrás, en lugar de enfocarte en tu tarea, tu concentración se desviará y no podrás entrar en estado de flujo. Haz como si estuvieras meditando: intenta concentrarte en tu respiración y sólo en tu respiración, y deja que tus pensamientos fluyan, sin tratar de reprimirlos, pero sin prestarles atención durante demasiado tiempo; poco a poco, tu mente se acallará, te sentirás más tranquilo y confiado, y las ideas o la inspiración parecerán surgir por sí solas.
III. Déjate llevar
Ahora, como lo indica el nombre de este estado, tienes que fluir y soltarte para liberar tu magia y tu máximo potencial físico y mental. Deja de pensar en si estás o no capacitada, en si lo que estás haciendo es perfecto o no, en el éxito o en el fracaso de tu proyecto: sólo déjate guiar por ese pequeño estremecimiento de felicidad y libertad que te embarga al realizar la actividad que tanto disfrutas. El resto llegará solo. Déjate sorprender por las cosas extraordinarias que tu mente puede hacer.
Y tú ¿has experimentado el Flow?