
Los asiduos espectadores del programa de televisión The Big Bang Theory recordarán el capítulo en el que Sheldon pide a su asistente Alex que compre un regalo para dárselo a su novia Amy el día de San Valentín. Entre otros, Alex consigue un grabado firmado por el neurocientífico y Premio Nobel español Santiago Ramón y Cajal. Lo anterior me da pie para hablar acerca de todos aquellos científicos que tuvieron que plasmar artísticamente sus descubrimientos y, viceversa, de los artistas que se han inspirado en la ciencia para hacer arte.

Casi todos hemos escuchado hablar acerca del arte del gran Leonardo da Vinci y de cómo le apasionaba el estudio de las anatomías humana y animal, actividad científica que se reflejaba sin lugar a dudas en sus obras. Y lo mismo sabemos del arte de Michelangelo Buonarrotti, de quien se dice que sólo un médico podría haber representado un músculo o una vena de forma tan apegada a la realidad como él lo hizo en sus esculturas.

En épocas mucho más cercanas hemos sido testigos de obras de arte inspiradas en la ciencia, como las ilustraciones que para el libro Cosmos, de Carl Sagan, hiciera el recién fallecido ilustrador Adolf Schaller, conocido por su trabajo en la revista Astronomy.

Asimismo, cabe mencionar el trabajo de la artista conceptual coreana Anicka Yi, cuyas instalaciones son reconocidas como una experiencia que involucra los sentidos. Yi también trabaja frecuentemente con científicos como Tal Danino, becario del MIT, con quien colaboró para la creación de una bacteria con aroma colectivo a partir del ADN de 100 mujeres.
Otro ejemplo es Miriam Fernández Lara, arquitecta y artista que combina su arte con la perspectiva científica que le brinda su carrera, sobre todo en temas relacionados con el espacio y el tiempo.

En esta misma lista tenemos también a Eduardo Kac quien, por increíble que parezca, entre otros proyectos trabaja con creaciones que involucran manipulación genética de animales utilizando biotecnología para intervenir en su estructura genética.

Hablando ahora de científicos que plasmaron artísticamente sus trabajos, tenemos el caso del astrónomo estadounidense Percival Lowell, quien se apasionó por el estudio del planeta Marte y, basado en los dibujos hechos por el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli en 1877 sobre lo que éste llamó “canali” (canales) en la superficie del planeta rojo, realizó sus propias observaciones y dibujos para registrar lo que veía a través del telescopio.

Otro ejemplo es el de Johannes Kepler y el diseño de su “modelo platónico” del Sistema Solar, mediante el que pretendía hacer cuadrar las órbitas de los planetas conocidos en su época con los llamados sólidos platónicos.

¿Y qué decir de Charles Darwin? Durante su viaje a las islas Galápagos se dedicó a acompañar sus notas y observaciones con dibujos de diversas especies animales que son en sí mismas verdaderas obras de arte.

Lo mismo sucede con las ilustraciones de la científica Maria Sibylla Marian, pionera de la entomología, quien documentó prolijamente, entre otras maravillas naturales de su campo de estudio, la metamorfosis de las mariposas.

Una mención honorífica la merecen los artistas quienes, a través de los años y basados en el trabajo de los paleontólogos, nos han mostrado cómo imaginan que podría haber sido el aspecto de los dinosaurios, como John Gurche, quien ha trabajado por años para revistas como National Geographic.

Con ellos, también debemos recordar a los miles de ilustradores que hicieron posible la formación de médicos, biólogos, naturalistas y astrónomos, por mencionar algunas especialidades científicas, al influenciarlos a dedicarse al estudio de dichos campos: sin artistas que plasmaran las disecciones de cuerpos humanos, la enorme diversidad de especies animales y vegetales o la vastedad del espacio y los astros que lo pueblan, los grandes avances científicos quizá se habrían retrasado por años. Y tú, ¿qué opinas?
