La siguiente noticia podría subtitularse: “Esto no se le ocurrió ni a Steven Spielberg”. Y es que recientemente algunos investigadores de las universidades Flinders y Western, de Australia, revelaron el resultado de un estudio que ha dejado perplejo a más de uno: el hallazgo de la que hasta hoy sería la planta más grande sobre el planeta Tierra. ¿Su tamaño? Aproximadamente 180 kilómetros cuadrados, apenas un poco más pequeña que la ciudad de Morelia, Michoacán.
El estudio inició como una investigación para descubrir cuántos tipos de plantas formaban la pradera marina que se localiza en una zona marítima amplia de Australia Occidental, y para ello se llevó a cabo la toma de 18 mil marcadores genéticos; el resultado fue asombroso, pues mostró que se trataba de una sola planta que había crecido unos 35 centímetros cuadrados por año.
Cortesía de Rachel Austin.
Así fue como los investigadores ubicaron a la superplanta en la Bahía del Tiburón —eso sí suena a película de Spielberg— y, más que respuestas, lo que encontraron fueron más preguntas sobre su origen y comportamiento. La primera sorpresa fue que la planta de pradera marina era hierba de cinta de Poseidón —su nombre científico es Posidonia australis— que se había unido con una planta aún no conocida, y que su silencioso crecimiento en aguas poco profundas había iniciado hace unos 4 mil 500 años.
Aún más impactante fue saber que su reproducción no es como la de otras hierbas de pradera marina, ya que la superplanta es estéril, no tiene un sexo determinado y más bien se reproduce a través de clonación. “Desconcertante” es el adjetivo que han usado los integrantes de la investigación, pues cualquier otra planta sin sexo es genéticamente poco diversa y ésta —que los expertos describen como “resiliente”— no lo es; posee recursos que la han mantenido en continua adaptación a lo largo del territorio que ocupa.
Otra de las peculiaridades de la planta es que no sólo ha tenido un crecimiento acelerado y expansivo, sino que se ha mantenido viva a pesar del cambio climático. Las altas temperaturas de Bahía de Tiburón no la han estresado como ocurre con otras especies de la zona. Menos aún le ha afectado la salinidad de las orillas de la soleada zona donde se encuentra.
Por si fuera poco, esta megaplanta cuenta con cuarenta cromosomas, en vez de los veinte que poseen sus parientes. A partir de lo que ocurrió con este ejemplar que nació de una sola semilla, el equipo ha desarrollado la teoría de que, si no se le molesta durante su crecimiento, esta especie puede seguir expandiéndose de forma indefinida. Todo esto resulta un poco escalofriante si nos ponemos a pensar que durante miles de años hubo en el fondo del mar un clon vegetal híbrido creciendo implacablemente … y no nos dimos cuenta hasta hoy.
