A principios del siglo pasado, el autor Theron Q. Dumont publicó un libro llamado El poder de la concentración,en el cual comienza diciendo que la persona que es capaz de concentrarse utiliza los pensamientos constructivos y cierra todo lo destructivo, aunque para ello debe de aprender a dominarse a sí misma.
A lo largo del libro nos va guiando con ejercicios prácticos, como mantenernos sentados y quietos en una silla durante quince minutos, concentrarnos en abrir y cerrar lentamente los puños durante cinco minutos o seguir visualmente el segundero de un reloj durante cinco minutos. Por supuesto, estos ejercicios están pensados para entrenarnos en el arte de realizar una tarea a pesar de nuestra frustración e incomodidad.
Cuando era niña, un profesor nos dijo que perder la concentración en clase tenía como resultado la pérdida de cinco minutos de información, que es lo que nos tomaría reconectar con el tema; no sé de dónde saco el dato, pero hoy en día hay investigaciones que afirman que el intervalo puede ser de hasta veinticinco minutos. Afortunadamente, la ciencia ha generado técnicas para controlar nuestra mente en este mar de estímulos diarios.
Los siguientes ejercicios requieren de constancia y dedicación; es la práctica la que dará los resultados:
1. Reconstruir la imagen mental
Observa un objeto por un minuto, abarcando todos sus ángulos y poniendo atención a los detalles. Después cierra los ojos y, durante dos o tres minutos, intenta recrear en tu mente la imagen del objeto que observaste, procurando recordar cada aspecto.
El objetivo de este ejercicio es enfocar tu atención en el presente y trabajar los procesos de almacenamiento de información, por lo que es muy importante realizar un trabajo extra de concentración para recuperar la información del objeto.
2. Ejercicios de conteo
Seguramente en algún momento te tocó participar en el juego que consistía en aplaudir cuando se enunciaba el número 3, sus múltiplos y las cifras que contuvieran el número tres. Los jugadores debían mantenerse concentrados para poner en práctica sus habilidades matemáticas adquiridas de forma previa y no cometer errores.
También puedes contar hacia atrás mentalmente, de cien a uno, u omitiendo los números de cinco en cinco: 100, 95, 90, 85. Cuando domines esa secuencia, podrás cambiar el intervalo y contar de tres en tres, por ejemplo.
3. Mnemotecnia
Aprender nuevas palabras y contenidos puede ser más sencillo si conectamos la nueva información con algo que ya nos es familiar. La mnemotecnia vincula una nueva palabra o concepto a una palabra conocida fácilmente reconocible que suena similar. Así, por ejemplo, se puede crear una imagen mental que represente dicha conexión, lo que hace que la nueva información sea más fácil de almacenar o de recuperar, según sea el caso.
Una forma de hacerlo es utilizando la llamada Técnica del Loci —este último término significa lugar en latín—, la cual consiste en asociar la información que se desea memorizar con objetos, figuras, personajes o lugares que resulten familiares, siempre siguiendo una lógica secuencial dentro de un lugar concreto. Entonces, se trata de establecer un itinerario mental en un lugar conocido con aquellas cosas que necesites recordar por medio de la asociación. El itinerario te ayudará a memorizarlas en el orden correcto.
Por supuesto, cuantas más veces recorras el itinerario mental creado, mejor podrás retener la información que desees.
4. Leer despacio
Leer los encabezados, aprender en TikTok o leer una opinión de 140 caracteres produce cansancio mental, ya que la información se presenta fragmentada y rápidamente. Lo peor de todo es que estos estímulos fomentan que la mente se acostumbre a los intervalos de atención cortos.
La forma de contrarrestar este mal es leyendo despacio, así que es momento de desempolvar tus libros. Mientras los lees, no dejes que tus pensamientos te invadan. Entrénate, toma notas al margen —siempre que sean tuyos—, escribe una idea al final de cada capítulo o investiga más sobre el tema o los autores.
Como todo en la vida, lo que no se usa se empolva o se oxida. Por eso es importante entrenar nuestra mente en el hábito de la concentración.