Lo terapéutico del arte: los orígenes de la Arteterapia

Lo terapéutico del arte: los orígenes de la Arteterapia
Michelle Medrez

Michelle Medrez

Creatividad

Cuando éramos niños todos disfrutábamos dibujar. Sin embargo, a medida que fuimos creciendo algunos comenzamos a pensar que no dibujábamos bien —quizá porque no seguíamos ciertos cánones estéticos— y esto generó en muchos de nosotros la creencia de que no podemos, o no sabemos, dibujar. El problema simplemente es que no sabemos cómo representar ciertas cosas de acuerdo a ciertas convenciones artísticas, pero la capacidad de imaginar, de crear y de representar es innata y se extiende más allá de los posibles cánones artísticos.

Así, en la infancia representamos a nuestra familia y nuestro entorno tal y como lo percibimos. Basta con mirar el dibujo de alguno de nuestros hijos o sobrinos para percatarnos de que lo enorme de las extremidades representadas en la hoja habla sobre cómo nos perciben: así somos para ellos. Pues bien, pensar la producción artística como un puente entre el mundo interior y la realidad en tanto es percibida es un principio básico no sólo del arte, sino también de la Arteterapia.

El arte hizo su aparición en el terreno terapéutico mucho antes de que se creara la Arteterapia. Esto se debe principalmente a que una imagen artística puede expresar, y contener, ambivalencia y conflicto; es en la imagen artística en donde los opuestos pueden sintetizarse. Por otro lado, el arte permite cierta libertad, al dibujar sin importar lo que la gente piense de lo que dibujamos, y al explorar los materiales —al mismo tiempo que exploramos nuestra propia creatividad.

A principios del siglo XX Hans Prinzhorn, historiador del arte y psiquiatra alemán, se dio a la tarea de observar y recolectar en diferentes hospitales psiquiátricos las obras artísticas hechas por los internos. Las casi cinco mil obras que reunió, y que fueron realizadas con muy pocos recursos, incluían esculturas, pinturas, collages, textiles y dibujos. Este trabajo lo llevó a entrevistar a varios de los pacientes y a la realización de su primera obra médica, El arte de los enfermos mentales,publicada en 1922 —cabe mencionar que en poco tiempo el libro se convertiría en el principal pilar de una nueva corriente artística llamada Art Brut —”Arte Bruto”, en el sentido de “diamante en bruto”. Prinzhorn notó que los pacientes comenzaban a crear arte como respuesta a pensamientos recurrentes, a una idea que los atormentaba o al sufrimiento que no podían expresar. En suma, los pacientes creaban para solventar la falta de palabras.

'Art Brut'

Para Freud, por otro lado, el arte era también un fenómeno particular. Él estaba convencido de que los conflictos universales y las neurosis motivaban al artista a hacer arte, pues a través de él se transforma lo que es socialmente inaceptable en algo que es socialmente aceptado. Para la teoría freudiana, así como para Edith Kramer, una de las pioneras de la Arteterapia, el arte es un camino hacia la sublimación: una vía para integrar los sentimientos y los impulsos conflictivos en una forma estética, ayudando a sintetizar el ego mediante el proceso artístico en sí mismo. Los artistas, a diferencia de los creadores de Prinzhorn, pueden acceder a una parte del inconsciente y después regresar a la realidad.

La Arteterapia propiamente se refiere al empleo terapéutico de las artes y es una forma de terapia expresiva que usa el proceso creativo para mejorar la salud mental y emocional del paciente. El término fue acuñado en 1942 por Adrian Hill, artista británico, después de experimentar los efectos terapéuticos del arte mientras se recuperaba de una tuberculosis. Sin embargo, la principal impulsora de la Arteterapia como una forma de psicoterapia fue Margaret Naumburg, quien veía el arte como una forma de “discurso simbólico” que proviene del inconsciente. Al igual que los sueños, cuyo contenido debe evocarse de forma espontánea, Naumburg creía que el arte se podía interpretar por medio de la asociación libre, aunque siempre respetando la interpretación del propio creador.

Al mismo tiempo, Irene Champernowne, que seguía más de cerca las enseñanzas de Jung, creía que el inconsciente podía “hablar” a través del arte. Sostenía que un método no-verbal podía evitar la excesiva intelectualización de la terapia oral y poner al ego directamente en contacto con la voz del inconsciente. Champernowne fundó la comunidad Whithymead, en la que el arte era considerado como un proceso curativo natural, capaz de regularse a sí mismo y sobre el que era mejor no interferir.

Todos estos grandes aportes conforman las bases sobre las que trabaja la Arteterapia. En la práctica terapéutica, siempre hay una relación triangular entre el paciente, el terapeuta y la obra artística, que se traduce en tres ejes de trabajo, en principio distintos a los de tratamientos convencionales en los que la relación se construye en torno al terapeuta, el paciente y la palabra. En la Arteterapia, son las creaciones artísticas las que actúan directamente como objetos intermediarios entre el consciente y el inconsciente, y de este modo proporcionan una síntesis entre lo verbal y lo no verbal. Además, la materialidad del objeto artístico creado le da posibilidad de permanencia en tiempo y espacio, así como de modificación. Son estas características las que implican grandes diferencias entre la Arteterapia y otras prácticas.

Pintar y dibujar nuestras preocupaciones internas hace que visualicemos de una forma más práctica y accesible todas aquellas nociones que no podemos concebir y que sólo al ser concretizadas y observadas en el exterior pueden ser integradas en nuestro saber de forma consciente. El arte ayuda a sanar gracias a la capacidad de simbolizar inherente al ser humano, pues los símbolos y la libertad creativa para producirlos e interpretarlos son el camino hacia los contenidos del inconsciente.

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