Unicornio: arte, leyenda y simbolismo

Unicornio: arte, leyenda y simbolismo
Ana Pazos

Ana Pazos [1]

Inspiración

Creatividad

Cuando voy a ese restaurante que semeja un castillo medieval, me gusta sentarme a la mesa de siempre y admirar el tapiz del unicornio: la reproducción de una famosa obra exhibida, junto con otras cinco piezas de lana y seda, en el museo Cluny de París —la colección de seis tapices representa a los cinco sentidos conocidos y a un sexto, el del corazón o el entendimiento. La copia que tienen en el restaurante-castillo corresponde al sentido de la vista: el unicornio, de piel aterciopelada color arena, apoya las patas delanteras en el regazo de una joven; ella sostiene un espejo que refleja el rostro del animal y, del otro lado, un león sujeta un banderín. Los personajes se encuentran en una isla bidimensional suspendida en un cielo rojo de estilo mille-fleurs. [2

Dicho ciclo de tapices flamencos de finales del siglo XV, conocido como La dama y el unicornio, es sólo una muestra de toda la belleza, el misticismo y la fascinación que gira en torno a la figura de este ser imaginario…

"La dama y el unicornio" (detalle)

Nacimiento

El unicornio es herencia de la Antigüedad, pero el origen de su leyenda resulta incierto. Durante algún momento de la Alta Edad Media, alguien leyó un tratado compuesto en griego entre los siglos II y IV, titulado Physiologus, y encontró la siguiente maravilla:

El unicornio es pequeño y muy salvaje. Tiene un cuerno en la cabeza. Ningún cazador puede atraparlo, salvo valiéndose de artimañas. Una virgen lo atrae. Cuando la ve, el unicornio salta a su regazo. Entonces es hecho prisionero y conducido al palacio del rey.

Así el unicornio, que durante siglos vivió atrapado entre las mohosas páginas de un libro, fue puesto en libertad. Se reprodujo en las mentes de miles de personas y prosperó en un hábitat que incluye poemas, canciones y bestiarios.

Leyenda y simbolismo

‟El unicornio a las doncellas se deja ver / pero sólo las de virginidad inmaculada sin doblez / en su regazo lo pueden verdaderamente retener”[3]. La leyenda dice que el unicornio es un animal feroz que, con su cuerno, puede terminar con la vida de cualquier cazador; sin embargo —como dicen los versos que abren este párrafo— es posible tenderle una trampa: ante la imagen de una mujer virgen, no se resistirá, saltará a su regazo y ella lo amamantará; entonces los hombres aprovecharán para capturarlo. Pero, ¿por qué adueñarse del unicornio? ¿Es sabrosa su carne? ¿Corre más rápido que el mejor corcel? Quizá. Sin embargo, lo que realmente interesaba a los cazadores era el cuerno de este cuadrúpedo mitológico, pues constituye un antídoto infalible hasta contra el veneno más letal. Como el poder de dicho objeto mágico se activa al tocarlo, los ricos y poderosos tenían ‟auténticos cuernos de unicornio” en sus botiquines de primeros auxilios, y el pueblo —a cambio de unas cuantas monedas— podía adquirir ‟polvo de cuerno de unicornio” en los mercados.

Narval

En realidad, los ‟cuernos de unicornio” presentes en los tesoros palaciegos son dientes de narval: un cetáceo que habita en los mares del Ártico y que se caracteriza por contar con un colmillo largo y retorcido, el cual puede llegar a medir hasta dos metros. En el museo Cluny —además de la serie de tapices ya mencionada— se encuentra un presunto cuerno de unicornio guarecido en oro que perteneció al rey Francisco II de Francia. Un hermoso diente de narval sostenido por tres cabezas de unicornio de oro puro.

Pero el simbolismo de esta criatura va más allá del mundo de la magia. Para los cristianos medievales, el unicornio era una imagen de CristoChristus spiritualis unicornis—, y su cuerno, una alegoría de la cruz; al mismo tiempo, remitía a la virginidad de María y al misterio de la Encarnación, el cual solía representarse con un unicornio apoyando su cabeza en el pecho de una virgen. De manera similar, en la antigua tradición grecorromana el unicornio era un atributo de todas las diosas lunares vírgenes; y, según la cultura china, es un animal espiritualmente dotado, un augurio feliz para el emperador. Entonces, el unicornio simboliza la fuerza de la unión del principio femenino con el masculino, la castidad, la pureza y la vida eterna.

Arte

Hay otra serie de tapices flamencos de finales del siglo XV en la que aparece un caballo blanco con patas de antílope y un cuerno en la frente. A través de ella —con hilos metálicos y seda de vivos colores— se cuenta la historia de la búsqueda y caza del unicornio. Esta deliciosa secuencia de siete escenas cautivó a John D. Rockefeller Jr., quien la compró en 1922 por un millón de dólares y, en 1937, la donó al Museo Metropolitano de Arte. En la actualidad, la tapicería conocida como La caza del unicornio cuelga en el museo The Cloisters de Nueva York, donde los visitantes se arremolinan para mirar de cerca el suplicio de la nívea criatura, que algunos relacionan con las etapas de la Pasión de Cristo.

"Muerte del unicornio que es llevado al castillo"

Muerte del unicornio que es llevado al castillo.

En 1520, Jean Duvet —orfebre de Francisco I y de Enrique II— grabó La historia del unicornioen una serie de planchas. Tres siglos más tarde, este legendario animal fascinaba a los pintores simbolistas Gustave Moreau y Arnold Böcklin, que en 1885 crearon verdaderas obras de arte protagonizadas por unicornios. Hoy, gracias a la elegancia de su forma y a su rico potencial simbólico, el unicornio sobrevive en innumerables piezas artísticas y productos de la cultura popular.

Gustav Moreau, "Los unicornios", 1885.

Gustav Moreau, Los unicornios, 1885.

Al mirar por enésima vez la reproducción colgada en la pared del restaurante —la cual, por cierto, me inspiró a escribir este artículo—, pienso en un monumento de más de veinte metros que se encuentra en Târgu Jiu, Rumania. Hecha de toneladas de metal, hierro fundido y acero, la impresionante pilastra [4]  motivó al historiador de las religiones Mircea Eliade a escribir una obra de teatro llamada La columna infinita. Para él, la columna es un monumento que se erige en el espacio profano, pero que puede convertirse en un instrumento de mediación capaz de elevar la conciencia a la eternidad. Algo similar podría entreverse en la figura del unicornio, donde las cualidades terrenas coexisten con la virtud espiritual y el anhelo de descubrir una realidad distinta.

Cierre artículo

[1] Mi principal fuente de investigación para este texto fue el libro: Héroes, maravillas y leyendas de la Edad Media de Jacques Le Goff (Paidós, 2010).

[2] Del francés, ‟mil flores”. Hace referencia a un fondo realizado con incontables plantas y florecillas. Fue un motivo popular en los tapices franceses y flamencos de finales del siglo XV y principios del XVI.

[3] Versos del canto noventa y tres, ‟La vejez y el amor”, de Carmina Burana.

[4] Escultura creada por el rumano Constantin Brâncusi, conocida como Columna del infinito, que fue inaugurada en 1938.

Recibe noticias de este blog