Redes sociales y creatividad: una difícil relación
Al estudiar el fenómeno de la creatividad, algo que queda claro es que el entorno social impacta nuestro desempeño creativo, ya que todos tenemos motivaciones intrínsecas como la alegría y el sentido de propósito al crear, pero también otras externas como la búsqueda de aprobación, de desarrollo profesional o de alguna retribución material. En esta era digital, este entorno se traslada a los dispositivos digitales y a las redes sociales, cuya presencia constante tiene un impacto directo en nuestra psique y, desde luego, en nuestra creatividad.
Ciencia ficción antes de Mary Shelley
El primer cuarto del siglo XXI ha sido escenario de numerosas reivindicaciones del papel de la mujer en la política, la economía, las ciencias, el arte y la literatura. Y en una especie de giro histórico, el marbete de “padre de la ciencia ficción” que durante mucho tiempo ostentó el escritor francés Julio Verne (1828-1905) ahora ha pasado —con el cambio de género respectivo— a Mary Shelley (1797-1851), quien en 1818 publicó Frankenstein: el moderno Prometeo, considerada por muchos la primera novela de ciencia ficción con todas la de la ley.
Sitios mágicos para expandir el espíritu
Lo sagrado, lo espiritual, está en muchas partes; en uno mismo, si se desea. Sin embargo, existen sitios que permiten que nuestra energía interna, muchas veces adormilada, aflore y rompa el caparazón en que la vida diaria la aprisiona. Algunos de estos lugares espirituales parecen emitir su propia vibración de forma natural, mientras que otros forman parte de un sistema de creencias y son sagrados para las comunidades que los han habitado durante siglos porque les permiten alcanzar una profunda conexión con la divinidad o el universo.
El verdadero secreto para amarte a ti mismo
En el tema de la salud mental, los medios de comunicación y las redes sociales están llenos de mensajes que nos animan a aumentar nuestra autoestima y a amarnos a nosotros mismos. Algunas de las formas sugeridas para lograrlo son las afirmaciones o los llamados “decretos”, el agradecimiento por lo que se tiene —sea en lo material o en temas intangibles como la salud— y el reconocimiento de los propios logros. Pero cuando todo esto parece no penetrar en la dura coraza de la depresión, de un crítico interno tenaz o de la autocompasión, ¿cómo se puede construir y sentir un genuino amor por uno mismo?