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El deporte como metáfora de la vida

El deporte como metáfora de la vida
Luis Fernando Escalona

Luis Fernando Escalona

Inspiración

Recuerdo cuando, siendo niños, jugábamos en el camellón de nuestra calle afuera de la casa: todas las tardes, ya fuera con lluvia, bajo el rayo del sol o con el frío de diciembre, ese era como nuestro Super Bowl, pues nos gustaba darlo todo e imaginar un estadio ovacionando nuestro partido. En esos momentos, éramos nosotros y nadie más.

La fascinación por el deporte no sólo se quedó en ese prado, sino que nos llevó a coleccionar e intercambiar tarjetas de nuestros jugadores favoritos. Así conocimos sus motivaciones y por qué los admirábamos, y nos dimos cuenta de que —no sólo en el futbol americano, sino en el deporte en general— todo se resume en resistencia y superación. Transcender día a día el frío de la mañana, el dolor, el cansancio, el “ya no puedo más” y sustituir todo eso con la motivación, la constancia y el “ya casi llego, por supuesto que lo lograré”.

Y en la vida sucede lo mismo. En lo personal, yo comencé a admirar a deportistas no sólo por lo que hacían en la cancha, sino por las pruebas que debían superar fuera del campo de juego a nivel personal y emocional. Ya he compartido la historia de Dennis Byrd y la yarda 18, pero también están casos como los de Steve Young y Michael Jordan, por ejemplo.

El primero fue mariscal de campo de los 49ers de San Francisco, bajo la sombra del quien fue considerado el mejor quarterback de la NFL, Joe Montana; llenar su lugar no fue fácil y muchos lo veían con desprecio por ser, precisamente, el sustituto. Pero a contracorriente, paso a paso, Steve demostró su fuerza y superó las pruebas del camino y la competencia de la liga; ganó un Súper Tazón y en ese mismo juego rompió el récord de su antecesor con seis pases de anotación; además, fue elegido como el Jugador Más Valioso del partido. Así, Young se quitó de encima el peso de Montana, se hizo de un nombre por sí mismo y llegó hasta el Salón de la Fama.

¿Y qué decir del hombre que casi podía volar? Michael Jordan es, en sí mismo, una metáfora de la vida y de la superación, como él mismo lo plasmó en su libro Mi filosofía del triunfo, en el que cuenta cómo fue creciendo paso a paso, con metas alcanzables que le permitían ir subiendo paulatinamente de nivel hasta lograr su propósito más grande: ser el mejor jugador del basquetbol de la NBA.

El miedo al fracaso, según Jordan, “surge de la confusión o de pensar en la posibilidad de obtener un resultado negativo”; por eso, sugiere enfocar la atención en el objetivo y no en las consecuencias. Esta idea es un ejercicio mental que todos podríamos llevar a cabo, si no para ser los mejores en nuestra disciplina, sí para ser exitosos y mejores personas todos los días.

¿Quieres un último ejemplo? Ahí está el gran Jackie Robinson, quien jugó en el beisbol de las Grandes Ligas de 1947 a 1957 con los Dodgers de Brooklyn —hoy de Los Angeles—, donde ocupó la primera base. Contra todo prejuicio, Robinson se convirtió no sólo en uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, sino también en el primer jugador afroamericano que figuró en la Liga Mayor, por lo que rompió uno de los paradigmas más arraigados y absurdos de la sociedad de ese entonces, que era el segregacionismo racial.

Los ejemplos pueden extenderse. Pero, en el fondo, si analizamos el camino que cada uno de los grandes deportistas ha tenido que seguir, encontraremos como constante una serie de adversidades que han tenido que superar a base de principios que terminan actuando a su favor, y que nosotros mismos podemos entender y adaptar a nuestras circunstancias personales.

Usando la analogía de “si él o ella pudo, yo también puedo”, sigamos adelante en nuestra propia competencia, forjando una disciplina y esforzándonos para hacer que las cosas sucedan, paso a paso, día a día, construyendo, proyectando metas alcanzables que nos hagan sentir plenos y motivados para lograr el siguiente reto; y si hay experiencias dolorosas, sepamos que en el dolor también hay crecimiento. No olvidemos que esas situaciones nos enseñan que si otros pudieron salir de ellas, nosotros también podremos superarlas…

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