¿Has visto en tus redes sociales un nuevo juego para jugar en casa? Sólo se necesitan dos hojas de papel y un par de marcadores o pincelines. Para empezar a jugar, una persona debe sostener una hoja y un marcador contra una pared, y la otra colocar la otra hoja sobre la espalda de la primera.
Ahora, la segunda persona debe comenzar a hacer trazos sencillos en la hoja —círculos, estrellas, olas—, haciendo pausas para que la otra persona intente reproducir en su hoja de papel el dibujo que siente en la espalda. Al final, se comparan ambos dibujos, muchas veces con resultados jocosos.
Este sencillo juego tiene las características ideales para estas incontables semanas de confinamiento por la pandemia: se puede jugar en interiores, no necesita más que objetos cotidianos, no hacen falta más que dos personas, no favorece a ningún participante y nos puede entretener durante horas.
Si ya estás harto de las series televisivas, de las muchas videollamadas y las interminables juntas virtuales de trabajo, y quieres entretenerte con la misma sencillez que tenían los juegos de tu infancia, aquí te presentamos una serie de juegos análogos para jugar en casa, en los que también pueden participar los pequeños de la familia.
Timbiriche
Se requiere una hoja de papel y lápices, uno por cada jugador. En una hoja se hace una cuadrícula con filas y columnas hechas de puntos. Tomando turnos, cada jugador deberá unir dos puntos de manera vertical u horizontal —no se vale en diagonal— y, cuando se cierren los cuatro lados de un cuadrado, el jugador lo reclamará escribiendo en su interior la inicial de su nombre.
Si al cerrar un cuadro, el cuadro contiguo también es completado, también será para el mismo jugador. La partida termina cuando todos los cuadros estén cerrados y con letras, y ganará quien tenga más cuadros escritos con la inicial de su nombre.
Búsqueda del tesoro
Se requieren hojas de papel cortadas en cuartos, un lápiz y algunos objetos que servirán como premios. El organizador se encargará de ocultar los premios en diversos sitios de la casa y, después, de escribir pistas en los trozos de papel para que los participantes se acerquen poco a poco a cada premio.
El número y el grado de complejidad de las pistas dependerá de la edad de los participantes: si hay niños pequeños, deberán ser pocas y simples, pero ingeniosas; por ejemplo, “es el lugar más frío de la casa” o “donde está el abuelo”, que equivalen al refrigerador y al mueble de los retratos en la sala.
Cada pista te llevará a un sitio donde estará la siguiente pista, hasta que impongas una prueba para llevarse el premio: deletrear una palabra difícil, llegar al escondite con un determinado número de saltos o sentadillas, o decir de memoria un poema, una oración… ¡o cantar el Himno Nacional!
Boliche casero
Se requieren diez botellas de plástico vacías y con tapa —las de refresco son perfectas—, una bola de tamaño mediano y que tenga buen peso, y un espacio libre de al menos tres metros —un pasillo, por ejemplo. Para empezar, rellena las botellas con agua hasta la mitad, ciérralas bien y ponlas en el piso como si fueran pinos, en la forma triangular tradicional, o en hilera.
Del otro lado del pasillo traza una línea y detrás de ella forma a los competidores, quienes deben tirar la bola desde ahí. Otorga un punto por cada botella que logren tirar y puedes dar puntos extra si alguien logra hacer chuza, que es cuando se tiran todos los pinos de un tiro. Gana el jugador con el puntaje mayor al final de un cierto número de tiros.
Papa caliente
Se requiere un objeto suave, como un muñeco relleno o una bola que no sea dura para que sea la “papa caliente”, algún medio para reproducir música y a alguien que se haga cargo de ponerla en marcha y de detenerla. Los jugadores se pondrán en un círculo y, al iniciar la música, la persona que tiene la “papa caliente” debe pasarla a quien esté de su lado derecho y éste al que sigue.
La “papa caliente” pasará de mano en mano hasta que la música pare de improviso. Quien la tenga en sus manos deberá salir del círculo —o, también, puede someterse a un castigo si quiere quedarse. Gana la última persona en quedarse dentro del círculo.
Estatuas de marfil
Es una variante del juego anterior. Se requiere un medio para reproducir música y a alguien que la controle. En un espacio lo suficientemente grande para que todos puedan moverse a sus anchas, se reproduce la música y todos deberán ponerse a bailar sin mayor preocupación que estar atentos a cuando ésta pare, pues entonces tendrán que quedarse totalmente inmóviles.
Quien controla la música será el “juez” que expulsará al primer jugador —o la primera “estatua”— que se mueva. Como en el caso anterior, gana el jugador que no sea expulsado. Para darle mayor interés, se puede sustituir la música con la famosa cantinela, que se puede encontrar en internet: “A las estatuas de marfil, uno, dos y tres así, el que se mueva baila el twist…”
Adivina el objeto
Este es un juego que pondrá en acción a tus cinco sentidos. Se requiere, de antemano, decidir si los jugadores adivinarán el sonido o la textura de un objeto. En el primer caso, busca objetos que hagan ruidos reconocibles —sonajas, engrapadoras, frascos, botellas, etc.— y, en el segundo, cosas que tengan forma o textura peculiares.
En cualquiera de las dos opciones, cubre los ojos de cada participante y haz que oiga el sonido o toque el objeto, e intente adivinar de qué se trata. Para mayor interés, puedes poner un cronómetro y darle un tiempo determinado para adivinar. Gana, si es que se hace por puntaje, quien adivine más objetos.
Efecto dominó
Este juego tendrá entretenidos a los menores durante un buen tiempo. Se requiere de un juego de domino o, mejor, de varios. El objetivo es ir colocando las piezas de dominó cercanas las unas a las otras para que, al mover la primera, ésta derribe a la siguiente y así sucesivamente.
Se puede grabar un video con el celular y ver quién hace la serie más larga o creativa. Una variante más difícil es construir castillos con cartas o naipes, en cuyo caso el juego consiste en llegar lo más alto posible sin que se caiga la estructura.