
Una cosa es segura: China no se anda con “cuentos chinos”; o al menos es lo que comprobaron la NASA y otras agencias espaciales cuando dicho país hizo realidad su promesa de tener su propia estación espacial. Así nació Tiangong-1 —palabra que significa “puerta celestial”—, el primer prototipo que orbitó la Tierra de 2011 a 2018, y Tiangong-2, su sucesora, que permaneció en funciones de 2016 a 2019, y estuvo ocupada por dos tripulantes durante 26 días.
El año pasado, los aficionados a la ciencia y la exploración espacial recibieron la noticia de que tres astronautas chinos —o taikonautas, como se les llama oficialmente— llegaron a la estación espacial Tiangong-3 para tomar la estafeta de la anterior tripulación y terminar con la construcción de dicho ambicioso proyecto espacial, al ser los encargados de terminar con la parte del ensamblado.

Si consultamos la historia, recordaremos que varios países —con los Estados Unidos al frente— colaboraron en la construcción de la Estación Espacial Internacional (EEI), y que cuando China expresó sus intenciones de participar, le fue negada la petición. Hoy, este proyecto que hace años se pensaba imposible ha sorprendido a la industria espacial por lo impactante de sus innovaciones, no sólo en lo referente al diseño, sino por los experimentos sobre ciencia espacial, medicina y sistemas aeronáuticos que se llevan a cabo en él.
El más importante logro para los recién llegados será acoplar dos módulos, que serán enviados en el verano de 2022 para terminar su armado a finales del mismo año —o, al menos, eso es lo que está previsto—, lo que le dará una forma de “T” y la convertirá en una estación más grande, casi del tamaño de la extinta estación espacial soviética MIR. En la actualidad, la Tiangong tiene la quinta parte del volumen de la EEI, aproximadamente.

El equipo de taikonautas, compuesto por Chen Dong, Cai Xuzhe y la primera mujer china en el espacio, Liu Yang —quien realizó su vuelo al espacio después de doce años de preparación— contó en la televisión estatal china detalles de su llegada estelar e hizo un recorrido por la estación, además de que respondió preguntas a estudiantes. Sin duda, este es el inicio de una era ambiciosa en la historia espacial china, pues se pretende que siempre haya un taikonauta en órbita y que, además de cualquier ventaja bélica, exista una gran oferta de turismo espacial para los años próximos.
