En los últimos quince meses, desde aquel fatídico anuncio en marzo de 2020, millones de trabajadores del mundo adoptaron —más forzadamente que queriendo— un esquema de teletrabajo o home office para evitar propagar el virus que causa el covid-19 o contagiarse de él. Y aunque el balance ha sido más o menos positivo, el costo para los empleados ha sido alto.
Aunque la expectativa de trabajar desde casa —a veces, incluso, sin bañarse y en pijama— puede sonar cómoda y atractiva, la realidad es que a estas alturas ya resulta complicado, tedioso e irritante tener que combinar las juntas virtuales y videollamadas con el home school de los hijos, la elaboración de la comida y la limpieza de la ropa y de la casa. Por decir lo menos.
Y si bien los que trabajamos desde casa nos hemos librado del estrés de cruzar la ciudad en auto o transporte público —así como de tener que despertar de madrugada para bañarnos y salir aún sin luz natural, para llegar a tiempo a todos nuestros compromisos—, la falta de separación y balance entre el trabajo y la vida personal empieza a convertirse en un problema de salud pública.
Así, si adoptaste este esquema laboral, es común que sufras trastornos del sueño —insomnio o dormir en exceso—, ansiedad, depresión, desmotivación y una extraña sensación en la que pareciera que el trabajo nunca termina y se encuentra ya instalado, no sólo en tu oficina doméstica, sino también en tu sala, tu cocina, tu baño y hasta en tu recámara. Y lo peor: en horas en las que deberías estar descansando, viendo TV, haciendo el amor o cualquier otro asunto personal.
Una encuesta de mayo de 2021 realizada por la empresa Qualtrics y el emporio tecnológico Google entre tres mil empleados de todo el mundo, indagó cómo los hábitos de uso del celular o smartphone de un trabajador influyen en su capacidad de desconectarse del trabajo y de percibir dicha sensación de separación entre el trabajo y la vida personal. Y el resultado es revelador.
El primer dato que resalta es que incluso antes de la pandemia el balance entre trabajo y vida personal no era el óptimo, pues 34% de los encuestados dijo no poder resistir la tentación de verificar las notificaciones laborales —correos, chats y otros— fuera del horario de trabajo, amén de que 29% admitía atender asuntos personales en el smartphone en horas hábiles. Un caso típico de FOMO o fear of missing out, que es el síndrome en el que te da miedo “perderte de algo”.
Pero lo que más enfatiza dicho estudio es que la mayor parte de los usuarios, un total de 80%, usa el mismo teléfono para asuntos personales y para temas laborales. Así, dos de cada tres empleados admitían usar, siempre o con mucha frecuencia, sus teléfonos para atender asuntos laborales después del horario de trabajo, ya fuera leyendo mails o notificaciones, o planeando el día siguiente.
Otras estadísticas alarmantes son que casi la mitad de los encuestados usa el teléfono para trabajo inmediatamente después de despertar, 40% lo hace después de la hora “de salida” y una tercera parte durante el fin de semana.
Todo esto, desde luego, tiene efectos nocivos en la salud mental del empleado, pues un tercio de ellos reveló sentir que no existía un balance entre trabajo y vida personal, y también externó preocupación por su privacidad —¿y quién no, con videocámaras encendidas que muestran el interior de nuestras casas a clientes, jefes y colegas?— y seguridad informática.
A nivel emocional, esto se refleja en una creciente frustración por esta necesidad de muchos empleadores de que el trabajador esté “siempre disponible”, incluso por las noches y en fines de semana.
Una solución tecnológica es configurar un “perfil de trabajo” en tu teléfono —una funcionalidad disponible en equipos Android—, lo que te permitiría realmente desconectarte del trabajo del mismo modo que lo hacíamos antes de traer una extensión electrónica de la oficina en nuestros bolsillos.
Lo que el estudio enfatiza, al final, es que a medida que el teletrabajo o los esquemas híbridos se convierten en la norma, es necesario hallar un sano balance entre trabajo y vida personal. Y tú, ¿cómo te sientes al respecto? ¿Crees que tu trabajo y tu vida personal están equilibrados o preferirías tener más horas para ti y una mayor privacidad?