El 8 de junio de 1984, la cultura pop cambió para siempre: ese día, los cines de Estados Unidos estrenaron una película sobre tres hombres comunes y corrientes —llamados Peter Venkman, Ray Stanz y Egon Spengler— que deciden dejar la academia para abrir un negocio de investigación paranormal y eliminación de espectros. Con el tiempo se les une un cuarto miembro, Winston Zeedmore; para su sorpresa, comienzan a tener un éxito arrollador, pero terminan enfrentando a un dios sumerio que quiere destruir Nueva York.
La trama, que mezclaba elementos de terror fantástico con diálogos de comedia, incluía un tema musical ten pegajoso —cortesía de Ray Parker Jr.— que de inmediato comenzó a sonar en las radiodifusoras de todo el mundo. Unos meses después del estreno, salieron al mercado figuras de acción, parafernalia, ropa e, incluso, una serie animada de televisión basada en la cinta.
Todos sabemos de qué película se trata: Los cazafantasmas (1984) de Ivan Reitman. No sólo la cinta, sino también su logo con un fantasma encerrado en un signo de prohibición, creado por Michael C. Gross —quien, por cierto, fue uno de los diseñadores en los Juegos Olímpicos de México 68—, resultó uno de los más icónicos de aquella década y terminó en tazas, playeras y hasta en arte urbano.
El éxito de Los cazafantasmas perdura, pues en noviembre de 2021 se estrenará Ghostbusters: Afterlife, la nueva aventura de la saga dirigida por el hijo de Ivan Reitman. Pero, ¿cómo nació la idea de estos eliminadores de lo paranormal? ¿Hay ejemplos literarios previos? ¿Cómo ha cambiado la vida de sus fans? Sigue leyendo para averiguarlo pero, antes de hacerlo, recuerda que si una entidad malévola te pregunta si eres un dios… lo mejor es que le respondas que sí.
El abuelo de Los cazafantasmas
Aunque en las décadas de 1980 y 1990 el investigador paranormal tuvo auge con series como Los expedientes secretos X, su arquetipo es muy anterior. Fue William Hope Hodgson —una de las grandes influencias de H. P. Lovecraft— quien creó al detective Thomas Carnacki, cuyos relatos aparecieron entre 1910 y 1912, y al año siguiente en un libro formal con el título de Carnacki, el cazafantasmas.
William Hope Hodgson
Así como las andanzas de Sherlock Holmes son contadas por el inseparable Watson, las historias de Carnacki son narradas por su amigo Dodgson, pero en ellas lo sobrenatural e inexplicable es parte de la trama. Cuentos como “El caballo invisible”, donde un equino espectral trota en una mansión, están cargados de una atmósfera inquietante y las descripciones del autor resultan únicas.
Al igual que los Ghostbusters, Carnacki usa sus conocimientos de magia y de ciencia de vanguardia para resolver sus casos. Por fortuna para nosotros, los cuentos de Hodgson se pueden encontrar en la red y la mayoría son de dominio público. Pero ahora saltemos del año 1913 al inicio de la década de 1980, con la misma facilidad que un alma en pena atraviesa los muros de una mansión.
El origen de todo
El actor y comediante Dan Aykroyd, quien personifica a Ray Stanz en la cinta, lleva a los fantasmas en la sangre. Por eso no fue extraño que la idea original del guion surgiera de su mente, de sus experiencias y de —como dice el eslogan de este portal— su creatividad e inspiración.
Para empezar, el bisabuelo de Dan realizaba sesiones espiritistas y su padre, Peter Aykroyd, publicó un libro de investigación paranormal titulado History of Ghosts, junto con Angela Narth. Así, el actor creció con la presencia de los espíritus en su vida. Al tener documentos por toda su casa, pensó en escribir una comedia, aunque el guion original era muy diferente al producto por todos conocido: tenía lugar en un futuro lejano, había naves espaciales y la historia era muy difícil de filmar en una época en la que el CGI estaba aún en pañales.
Por eso, el director Ivan Reitman pulió el guion y armó una historia memorable: tres profesionistas con doctorado que son echados de la universidad y montan su fantasmal negocio. Primero enfrentan a “Pegajoso” —uno de los personajes más memorables— y, después, a una serie de espectros; pero todo es un preludio para detener a Gozer el Goziano, una deidad malévola que quiere destruir la ciudad.
Cortesía de ABC.
Entre sustos, carcajadas y algunos chistes memorables, la película también critica a los obtusos funcionarios del gobierno y tiene guiños científicos, como el interés de Egon por la física y el hecho de que se usen rayos de protones —partículas de carga positiva— para capturar entidades de energía negativa.
Sin duda, un “plus” de la cinta fue el tema musical creado por Ray Parker Jr., uno de los más grandes hits de 1984 que popularizó la frase “¿A quién vas a llamar?”. La estrategia publicitaria de la película también fue innovadora para la época: en el comercial, los personajes ponían a tu disposición el número telefónico 1-800-555-2368; y si algún usuario marcaba, le contestaba una grabación de los actores.
Con el deseo de explotar la trama, en 1986 salió al aire una serie animada basada en la película, pero había un problema: el nombre ya estaba registrado por la productora Filmation —la creadora de “He-Man”, de la cual ya hablé en un artículo previo—, de modo que tuvo que llamarse Los verdaderos Cazafantasmas.
Cortesía de ABC.
La serie animada tenía algunos guiones escritos por J. Michael Straczynski, quien hoy es novelista y creador de historias para Marvel y DC Comics. Eran historias muy elaboradas que incluían referencias a la literatura, la ciencia, la pintura, la cultura pop, la mitología y el folclor.
Por ejemplo, cuando el cuarteto queda atrapado en un espejo, su fiel secretaria Jannine les pregunta: “¿Estará Lewis Carroll con ustedes?”; también aparecían las Moiras de la mitología griega, y se hacía referencia al Ragnarok nórdico y a la obra de H.P. Lovecraft. Uno de los villanos más emblemáticos, y que traumatizó a más de un niño ochentero, fue la personificación del Boogieman —algo así como “el Coco”, traducido en México como el Espantaniños—, que salía de los armarios de los pequeños a la medianoche y se alimentaba de su miedo.
Ghostbusters para todos
Los cazafantasmas distan mucho de estar muertos como sus antagonistas: sus figuras de acción están muy bien cotizadas entre coleccionistas y existen fans que hacen obras de caridad en orfanatos y hospitales vestidos como los personajes. Es un hecho que la película cambió la vida de muchas personas, lo cual queda claro en el documental Ghostheads (2016) —que se traduce como “Cabezas de fantasmas”, pero se llamó El fenómeno Cazafantasmas—, donde muchos testimonios dan fe del impacto positivo —o protónico, pues— de la serie y la franquicia.
En noviembre se estrenará la nueva película de la saga, que le dirá a las nuevas generaciones qué hacer cuando algo extraño ocurre en tu vecindario. Y la respuesta es sencilla: basta con preguntarte a quién vas a llamar…