El monstruo del lago Ness: la historia del enigma

El monstruo del lago Ness: la historia del enigma
Alan Flores Soto

Alan Flores Soto

Miscelánea

Hablar de Nessie, como se le conoce al “monstruo del lago Ness”, es referirse al rey indiscutible de la criptozoología: [1]  una supuesta criatura gigante con apariencia prehistórica que desde hace quince siglos ha sido protagonista de fabulosas leyendas en su natal Escocia y, como su popularidad ha rebasado fronteras, en muchas otras partes del mundo, donde ya forma parte de la cultura popular.

Obtener una prueba de su existencia es el santo grial de los criptozoólogos del mundo. Por ello, desde hace décadas cámaras fotográficas y de video vigilan día y noche las aguas del Loch Ness, intentando captar una imagen; pero hasta hoy Nessie se resiste a ofrecernos un primer plano que de una buena vez permita demostrar su existencia, pues las imágenes que se han obtenido están fuera de foco o son parciales, y no confirman los avistamientos reportados hasta la fecha.

El origen de la leyenda

La referencia más antigua conocida sobre la criatura del lago Ness se encuentra en La Vida de San Columba, una biografía de San Columbano —un monje misionero irlandés que evangelizó las tierras escocesas en la Alta Edad Media— escrita en el siglo VI por el abad Adamnán de Iona. Ahí se cuenta que el santo y otras personas hallaron a un hombre a la orilla del lago que acababa de ser atacado por una criatura; en ese momento, ésta emergió de las aguas para atacarlo de nuevo. San Columbano, haciendo la señal de la cruz, le ordenó detenerse; el monstruo obedeció y se sumergió de nuevo en las oscuras aguas.

Aunque el relato parece fantasioso y sacado del folclore, no deja de ser importante la mención de un monstruo en el lago Ness, que se vincularía con criaturas similares en lagos cercanos, como Morag, un monstruo que supuestamente habita en el lago Morar, o el Kelpie de agua, un espíritu acuático capaz de cambiar de forma y que, se dice, habita en lagos y estanques de Escocia.

Como sea, demos un salto hasta 1930, cuando se construyó una nueva carretera que atrajo más gente a la zona. En ese año, el periódico Northern Chronicle publicó una noticia titulada “Una extraña experiencia en el lago Ness”: dos pescadores decían haber visto a un animal que produjo un gran remolino cerca de Tore Point. Dos años después, un tal K. MacDonald afirmó que había visto a una criatura similar a un cocodrilo remontando el lago Ness.

La famosa 'fotografía del cirujano' de 1934

Sin embargo, el artículo que lanzó a la fama a Nessie fue el avistamiento del 2 de mayo de 1933, cuando el matrimonio MacKay observó durante algo más de un minuto, a casi medio kilómetro de distancia, una gran estela sobre el agua dejada por algo se movía bajo ella y que, por unos instantes, dejó entrever dos jorobas.

La historia se publicó en el diario local The Inverness Courier, escrito por un corresponsal anónimo —que, después se sabría, fue el alguacil del Lago Ness. Este artículo se refirió a Nessie por primera vez como un “monstruo”, mote elegido por el editor del Courier que se convirtió en una sensación entre los medios locales, nacionales e internacionales.

A partir de este artículo los reportes de avistamientos de la criatura fueron tan frecuentes que, para diciembre de ese año, el comandante R. T. Gould había elaborado un informe con medio centenar de testigos, llegando a la conclusión de que la criatura medía 15 metros de largo por 1.5 de ancho, tenía cabeza pequeña y cuello largo, piel oscura, una protuberancia o “joroba” y hasta cuatro aletas —algunos relatos añadían una joroba más o dos “cuernos” en su cabeza.

Monstruos sueltos

Las fotografías y videos que supuestamente captaron a Nessie son innumerables, incluyendo fraudes como el de 1934, elaborado por Lambert Wilson —autor de la foto más famosa del monstruo, atribuida al doctor Robert H. Wilson— o la primera de todas, la de Hugh Gray de 1933, puesta en tela de juicio por los escépticos, quienes atribuyen las apariciones de Nessie a objetos convencionales.

Entonces, ¿pueden todos los avistamientos del monstruo del lago Ness explicarse mediante fraudes, confusión con criaturas marinas, peces, troncos o grupos de animales formando filas; espejismos o distorsiones de luz, efectos en el agua como olas provocadas por embarcaciones o simple pareidolia? [2]  Para los que señalan la falta, después de tanto tiempo, de huesos, fotografías, videos o cualquier otro indicio concluyente, la respuesta es sí.

Representación del plesiosaurio

Sin embargo, algunos consideran la posibilidad de que las aguas del lago Ness sean el refugio de una especie ya extinta, quizá uno o varios plesiosauros que llegaron allí hace cientos de años por alguno de los accesos marinos y quedaron atrapados, alimentándose de la escasa fauna del lugar —truchas, salmones y anguilas—; otros afirman que puede tratarse de una especie animal de dimensiones considerables, hasta el momento desconocida para la ciencia.

Jinkies!

Los intentos por localizar o capturar a Nessie no han sido pocos. En la década de 1930, cuando el “monstruo” se hizo popular, un circo ofreció una recompensa de 20 mil libras esterlinas por su captura. Y es que en la densidad de las aguas del lago Ness exigen sistemas sofisticados para hallar a su escurridizo habitante.

El 23 de abril de 1960, por ejemplo, el ingeniero aeronáutico Tim Dinsdale obtuvo un registro de sonar, cuya autenticidad fue avalada por la Real Fuerza Aérea, en el que se ve lo que parece ser una giba o protuberancia moviéndose lentamente a través del lago y sumergiéndose antes de desaparecer.

En 1964, una expedición de las universidades de Oxford y Cambridge, compuesta por tres barcos equipados con sonar, detectó ecos que no podían corresponder a peces; algo similar se detectó en otra misión de 1968. En 1987 la operación Deepscan, que constaba de veinte embarcaciones equipadas con ecosondas y un mini submarino, hizo un barrido de sonar completo del lago y en tres ocasiones reportó objetos no identificados en aguas profundas.

En 1992 otra misión de escaneo halló las cavernas submarinas donde se supone que se oculta el monstruo, y en 2001 una nueva expedición originó un debate científico al plantear las fallas geológicas —cuya actividad provoca burbujas y movimientos en el agua que son confundidos con animales— como explicación para el fenómeno del lago Ness. Esta teoría, lejos de resolver el misterio, sólo sirvió para avivar la polémica.

Semanas después de que apareciera en Facebook la invitación a un evento para “irrumpir en el Área 51” el 20 de septiembre de 2019, se organizó un evento similar para dar con el monstruo del Lago Ness. Aunque más de 50 personas confirmaron su asistencia, está por demás decir que Nessie brilló por su ausencia.

Castillo de Urquhart, a orillas del lago Ness

Un mito con valor

Independientemente de si Nessie existe o no, el mito del monstruo de lago Ness tiene valor por promover el turismo y la economía locales: hoteles, guías turísticos y vendedores de souvenirs relacionados al fenómeno le deben parte de su sustento, sin mencionar su importancia en la cultura popular; así, es muy probable que la leyenda perdure mucho tiempo, confirmando lo que Albert Einstein dijo alguna vez: “El misterio es la cosa más bonita que podemos experimentar. Es la fuente de todo arte y ciencia verdaderos”.

Cierre artículo

[1] Estudio de los animales ocultos o desconocidos. Para algunos, se trata de una seudociencia que intenta probar la existencia de criaturas extintas, mitológicas o del folclor. [N. del E.].

[2] Fenómeno psicológico donde un estímulo vago o ambiguo es percibido como una forma reconocible, como cuando se hallan formas en las nubes o caras en manchas de humedad.

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