
A estas alturas, todos conocemos la historia de Diana Prince, mejor conocida como Wonder Woman o La Mujer Maravilla, la superheroína más famosa del mundo y, junto con Superman y Batman, parte de la “Santísima Trinidad” de DC Comics. A lo largo de su historia, ella no sólo ha enfrentado a los peores villanos del noveno arte, sino también a los críticos. Pero, por suerte, ha salido airosa: se mantiene en el gusto del público y este 2021 cumple ochenta años de existencia.
Por eso, haré un recorrido que inicia en 1941, año en que Roosevelt juraba por tercera vez como presidente, la Segunda Guerra Mundial estaba en su apogeo y un profesor llamado William Marston cambiaba para siempre la cultura pop.
Poliamoroso, académico y escritor
William Moulton Marston nació en 1893 y estudió psicología en la Universidad de Harvard. Fue un hombre liberal, incluso para esta era: hablaba sin tapujos sobre la sexualidad y fue un acérrimo defensor de los derechos de la mujer. Como profesor de psicología, fue un respetado académico que publicó varios libros y además creó el systolic blood pressure test [1], que serviría como modelo para lo que hoy conocemos como “detector de mentiras” o polígrafo.

William Moulton Marston.
Marston se casó con Elizabeth Holloway, pero también estaba enamorado de su alumna Olive Byrne. Cualquiera pensaría que por ello surgiría un conflictivo triángulo amoroso, pero no fue así: el trío acordó una relación poliamorosa e incluso tuvieron varios hijos; sobra decir que, para los años treinta y cuarenta del siglo XX, esto era visto con malos ojos por los estadounidenses conservadores.[2]
Además del gusto por el poliamor y por la ideología feminista —creía que las capacidades de las mujeres eran únicas y debían imponerse en el “mundo de los hombres”—, Marston practicaba el masoquismo y la dominación sexual, y desarrolló una teoría que llamó DISC (Dominio, Influencia, Sumisión y Conformidad), sosteniendo que todas las personas encajaban en este patrón.
Como era de esperarse, la mojigatería de la época arremetió no sólo contra la Mujer Maravilla, sino contra su creador y su heterodoxa forma de ver el amor. Después de ser despedido de Harvard por su conducta y sus ideas, Marston intuyó que en los años cuarenta del siglo pasado los cómics comenzarían a tener éxito, y decidió crear a la Mujer Maravilla, la súperheroína que resumía todo lo que él pensaba acerca de las mujeres.

¡Sufriente Safo!
Diana es una princesa que vive en la Isla Paraíso, habitada sólo por mujeres que han alcanzado la perfección física e intelectual y alejada de la influencia negativa de los hombres. Así como Batman dice que “Los criminales son cobardes y supersticiosos”, y Spiderman acota que “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, la Mujer Maravilla tiene una frase recurrente: “¡Sufriente Safo!” —Suffering Sappho!, en inglés— en honor a la poetisa de la Grecia clásica.
La acción del cómic arranca cuando el piloto estadounidense Steve Trevor cae en la Isla Paraíso, tras lo cual Diana tiene que ocultar su verdadera identidad en un mundo controlado por los hombres. No es difícil encontrar coincidencias entre Diana y la vida de su creador: por ejemplo, el lazo mágico obliga a los criminales a decir la verdad, al igual que el polígrafo de Marston.

Un elemento que hace genial el universo de la Mujer Maravilla es que retoma elementos de la mitología y la cultura griegas, y los adapta para al público contemporáneo: no podemos pasar por alto a Ares, el mismísimo dios de la guerra, a Phoebus Apollo o a Circe, la hechicera que aparece en La Odisea.
Aunque, gracias a la última adaptación, algunos de sus villanos más famosos son Maxwell Lord y Cheetah; como Wonder Woman se creó en 1941, los nazis son sus enemigos más acérrimos. Después de todo, muchos superhéroes de DC y de Marvel nacieron en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, cuando los enemigos a vencer, en la ficción y en la realidad, eran quienes portaban la esvástica.
Por otro lado, y tomando en cuenta sus orígenes, la misoginia y el machismo como adversarios no podían faltar, y éstos son representados por el malvado Dr. Psycho. Sobra decir que, como en cualquier buen cómic, Diana siempre gana.
Diana, la diosa
Afortunadamente, el mundo de los hombres no pudo contra Diana y, pese a las críticas, el personaje se impuso y está vigente hasta nuestros días. Hoy es un ícono de la cultura pop, cuya figura se identifica casi a la par de la S del último sobreviviente de Kriptón y del murciélago del Caballero de la Noche.
Algunas mujeres feministas —como la periodista y activista Gloria Steinem— han reconocido que desde niñas hallaron inspiración leyendo sus cómics, y quizá algunas otras la hayan conocido en la televisión, en la serie de 1976 estelarizada por Lynda Carter, o en el cine gracias a la caracterización de Gal Gadot.

Wonder-woman-1984,
Warner Brothers
Y aunque la última entrega cinematográfica de la heroína, Wonder Woman 1984 —o también, WW84— fue despedazada por la crítica especializada, no hay duda de que el personaje saldrá adelante y se mantendrá como una de las favoritas del público. Ochenta años no se cumplen todos los días, y quien diga que es una mentira… ¡que lo amarren con el dorado lazo de la verdad!
